Stonehenge siempre ha despertado la fascinación de los científicos e investigadores alrededor del mundo. Es uno de los monumentos más icónicos en el planeta y los profesionales ya descubrieron qué lo hace tan resistente.
Un estudio realizado por la Universidad de Brighton, publicado en la revista Plos One, señala que la clave de la resistencia de Stonehenge está en la composición geoquímica de sus rocas.
Según el trabajo, están compuestas por 99.7 por ciento de cristales de cuarzo, un material muy duradero que además es resistente a la erosión. Prácticamente es indestructible.
La muestra para el análisis se tomó de la piedra 58, una de las muchas que se han caído, la cual fue sometida a trabajos de conservación en la década de 1950 luego de descubrir una grieta que la atravesaba.
En la muestra, los expertos descubrieron que la estructura del sarsen (bloques de arenisca) estaba conformada por una gran cantidad de pequeños granos de cuarzo, que estaban dispuestos en una matriz muy fuerte, como una suerte de mosaico de cristales entrelazados. Dicha estructura era lo que permitía que la piedra resultara tan impermeable al desmoronamiento o la erosión.
“Tener acceso al núcleo perforado de la piedra 58 fue el Santo Grial para nuestra investigación”, señaló el coautor David Nash, profesor de la Universidad de Brighton, en un comunicado.
“Me pregunto si los constructores de Stonehenge podrían haber sabido algo sobre las propiedades de las piedras, y no solo eligieron los bloques más grandes y cercanos, sino también aquellos que tenían más probabilidades de resistir el paso del tiempo”, agrega David Nash.
A partir de este estudio se pudo determinar que las piedras procedían de una zona conocida como West Woods, en Marlborough, a unos 25 kilómetros del monumento.