El 26 de abril de 1986 ocurrió uno de los peores desastres nucleares de la historia. La explosión de la planta de Chernóbil ocasionó la muerte directa de una treintena de personas y el fallecimiento indirecto de medio centenar de individuos.
También, más de 6,000 niños y adolescentes fueron diagnosticados con cáncer de tiroides por las consecuencias de la tragedia, de acuerdo con el Comité Científico de Naciones Unidas para el Estudio de los Efectos de las Radiaciones Atómicas.
Fue tanta la devastación, que los científicos han asegurado que la zona alrededor de la antigua central no volverá a ser habitable hasta dentro de 20,000 años. Hoy se conmemoran 37 años del desastre.
Zona de exclusión
Un grupo de profesionales trabaja en la denominada “zona de exclusión”, sección que tuvo que ser evacuada por sobrepasar los niveles de radioactividad que puede recibir el ser humano.
Los trabajos incluyen la reparación de carreteras y la restauración de monumentos. En materia de seguridad, lo que mantiene el núcleo bajo control es un gigantesco arco de acero de más de 1,800 millones de dólares provenientes de todos los países de la Unión Europea que también se vieron afectados por el accidente.
Los hijos de Chernóbil
Una de las grandes incógnitas asociadas a esta tragedia es si los efectos de la radiación nuclear pudieron haber pasado a los descendientes de quienes vivían en la ciudad de Pripyat.
Por primera vez un estudio genético arroja luces sobre este tema y sus resultados recién fueron publicados en la revista Science.
La investigación fue dirigida por el Instituto del Cáncer de Estados Unidos y se enfocó en los hijos de los trabajadores que participaron en las labores de limpieza de la zona contaminada cerca de la central.
También fueron estudiados los descendientes de los evacuados de Pripyat y otras localidades en un radio de 70 kilómetros alrededor del reactor.
Como resultado principal, el estudio no encontró un daño adicional en el ADN de los hijos de quienes estuvieron expuestos a la radiación antes de ser concebidos.
“Incluso cuando las personas estuvieron expuestas a dosis relativamente altas de radiación, en comparación con la radiación de fondo, no tuvo ningún efecto en sus hijos”, señala la investigación.
De cualquier manera, la tragedia de Chernóbil sigue generando polémica respecto a la energía nuclear y la necesidad de incentivar métodos más limpios en la generación de energía; 37 años después la zona afectada aún muestra las graves consecuencias de la explosión.