Investigadores del Instituto de Tecnología de California han demostrado cómo es posible recrear imágenes del rostro humano a partir del monitoreo de las células cerebrales de un mono macaco. El trabajo viene a aportar algo más de claridad en torno a la forma en que nuestro cerebro procesa las caras que vemos.
Utilizando la tecnología de resonancia magnética funcional (fMRI), se demostró que seis áreas del cerebro están involucradas en este proceso de identificación. El equipo se refirió a las neuronas de estas áreas como las «células de la cara».
En un experimento que involucró la inserción de electrodos en los cerebros de monos para registrar su respuesta física a las imágenes, los investigadores encontraron que existen 205 neuronas que codifican diferentes características de una cara. Cuando estas características se combinan —usando una máquina de tecnología de aprendizaje— es posible reconstruir la cara que el mono ha estado mirando con una sorprendente semejanza a la imagen del rostro original.
«Las ‘células de la cara’ que estamos estudiando están en el nivel más alto del sistema visual», dijo a Digital Trends Steven Le Chang, investigador del proyecto. «Normalmente, la gente piensa que el código para las neuronas en este nivel debería ser bastante complicado. Sin embargo, nuestra investigación muestra que una vez que encontramos las coordenadas adecuadas, el código de las caras puede hacerse comprensible. Usando este código, somos capaces de reconstruir la cara que el mono ha visto, y predecir también las respuestas de estas ‘células de la cara’ a un rostro arbitrario”.
Pero además de lo interesante que resultan estas investigaciones desde una perspectiva científico-biológica, ¿existe alguna aplicación de este conocimiento en el mundo práctico? Probablemente sí, tal y como explicó Le Chang.
«Potencialmente, si pudiéramos decodificar las caras de la actividad neuronal en el cerebro humano [así como en el mono], habría muchas aplicaciones en el mundo real. En general, esto ayudaría a los sujetos humanos a transmitir conceptos que de otro modo les podría resultar difícil. Por ejemplo, el testigo de la escena del crimen puede tener dificultades para describir la cara del criminal. Si pudiéramos decodificar directamente el rostro basado en la memoria del testigo, podemos obtener la cara del criminal de una manera mucho más objetiva y rápida. Pero claro: si la memoria activa o no la misma población de células cuando ven un rostro u otro, sigue siendo una cuestión abierta».
A continuación, los investigadores desean extender su estudio de caras neutrales a caras expresivas, así como a otro tipo de objetos. También quieren investigar cómo la imaginación o la memoria de las caras afecta la representación de estos rostros a nivel neuronal.