A pocos días de la cumbre climática COP30 en Brasil, Bill Gates lanza un controvertido llamado a la comunidad internacional: es hora de cambiar radicalmente la forma en que abordamos el cambio climático. En un extenso documento publicado en su blog Gates Notes, el filántropo y empresario tecnológico argumenta que la obsesión por las metas de temperatura está desviando recursos de acciones más efectivas para mejorar vidas.
Tres verdades incómodas
Gates plantea tres verdades que, según él, deben guiar la estrategia climática mundial:
Primera verdad: No cumpliremos las metas de París, pero la innovación está funcionando. El mundo no alcanzará el objetivo de limitar el calentamiento a 1.5°C. Entre ahora y 2040, nos quedaremos cortos. Sin embargo, Gates ofrece un dato sorprendente: en la última década, las proyecciones de emisiones para 2040 han caído de 50 mil millones de toneladas anuales a 30 mil millones, una reducción del 40% gracias a innovaciones en energía solar, eólica, baterías y vehículos eléctricos.
Segunda verdad: La temperatura global no mide la calidad de vida. «Si las sequías matan tus cultivos, ¿puedes comprar comida? Cuando hay una ola de calor extremo, ¿tienes acceso a aire acondicionado? Cuando una inundación causa un brote de enfermedades, ¿puede la clínica local atender a todos los enfermos?», cuestiona Gates. Su argumento central: debemos medir el éxito por el impacto en el bienestar humano, no solo por la temperatura.
Tercera verdad: El crecimiento económico reduce muertes climáticas más de lo esperado. Investigadores de la Universidad de Chicago descubrieron que cuando se considera el crecimiento económico proyectado de países de bajos ingresos, las muertes por cambio climático caen más del 50%. La conclusión de Gates es radical: «El desarrollo no depende de ayudar a las personas a adaptarse a un clima más cálido; el desarrollo ES adaptación».
El «Green Premium» como métrica clave
Gates propone que cada sector de la economía reporte su «Green Premium», la diferencia de costo entre tecnologías limpias y contaminantes. Cuando este premium llega a cero, la adopción masiva se vuelve inevitable. Ya sucedió con solar, eólica y vehículos eléctricos; ahora debe replicarse en cemento, acero, agricultura, aviación y calefacción.
El empresario destaca avances prometedores en cinco sectores críticos:
- Electricidad (28% de emisiones): Nuevas plantas de fusión nuclear estarán operativas en la década de 2030
- Manufactura (30%): Ya existe acero y cemento con cero emisiones, pero falta escalar la producción
- Agricultura (19%): Fertilizantes sin emisiones ya están disponibles a precios competitivos
- Transporte (16%): Uno de cada cuatro autos vendidos en 2024 fue eléctrico
- Edificios (7%): Bombas de calor eléctricas son hasta cinco veces más eficientes que calderas tradicionales
La controversia: priorizar vidas sobre emisiones
Gates no teme la polémica. Critica abiertamente casos donde la reducción de emisiones ha perjudicado a poblaciones vulnerables, como cuando un país de bajos ingresos prohibió fertilizantes sintéticos para reducir emisiones, provocando una crisis alimentaria. También señala que la presión sobre organismos multilaterales para dejar de financiar proyectos de combustibles fósiles ha dificultado que países pobres obtengan electricidad confiable.
«El cambio climático, las enfermedades y la pobreza son problemas importantes. Debemos abordarlos en proporción al sufrimiento que causan», afirma. Gates recuerda que las enfermedades relacionadas con la pobreza (malaria, tuberculosis, VIH, infecciones respiratorias) matan 8 millones de personas al año, mientras que las muertes directas por calor extremo son 500,000 anuales, y el frío extremo mata a casi 10 veces más personas que el calor.
Agricultura y salud: las mejores inversiones
Para Gates, la inversión más efectiva está en agricultura climáticamente inteligente. Los agricultores de subsistencia en países pobres, con apenas 2-4 acres de tierra y ganancias de $2 diarios, son los más vulnerables al cambio climático. Innovaciones como semillas resistentes a sequías, aplicaciones móviles con recomendaciones personalizadas mediante inteligencia artificial, y fertilizantes biológicos sin emisiones pueden transformar sus vidas.
Un ejemplo: en Kenia, semillas de maíz resistentes al clima dieron a los agricultores 66% más cosecha, equivalente a cinco meses de ingresos adicionales. En India, 40 millones de agricultores recibieron alertas por SMS sobre cambios en el monzón, salvando millones de acres de cultivos.
En salud, Gates argumenta que cada dólar invertido debe medirse rigurosamente. Las vacunas, por ejemplo, salvan una vida por cada $1,000-5,000 invertidos según datos de Gavi. «Cada esfuerzo en la agenda climática mundial debe someterse a un análisis similar y priorizarse por su capacidad de salvar y mejorar vidas de manera costo-efectiva», sostiene.
El llamado para COP30
Gates insta a los líderes en la cumbre de Brasil a realizar dos cambios fundamentales:
- Reportar progreso por sector, no solo por país, usando el Green Premium como métrica para identificar qué tecnologías están listas para adopción masiva y cuáles necesitan más inversión.
- Medir impacto rigurosamente, asegurando que cada dólar de ayuda climática genere el máximo beneficio para las personas más vulnerables.
«Hace treinta años, cuando dirigía Microsoft, escribí un largo memo a los empleados sobre un cambio estratégico importante que debíamos hacer: adoptar internet en cada producto», recuerda Gates. «Insto a la comunidad climática a hacer un giro estratégico similar en COP30 y más allá: priorizar las cosas que tienen el mayor impacto en el bienestar humano».