Miami prueba un sistema de residuos inteligente con el cual planean que los contenedores de basura se recojan en automático cuando estén llenos, las empresas paguen por la cantidad de desechos que generen y la ciudad le dé lecciones de reciclaje a quienes no clasifican bien su basura.
En la mayoría de los edificios existe un medidor para saber cuánta electricidad, agua o gas se utiliza, y los servicios públicos cobran esa cantidad. Pero la gestión de residuos no funciona de esa manera, solo se manejan cifras estimadas.
Esas estimaciones son las que llevan, por ejemplo, a que los camiones pasen por contenedores de basura tres veces por semana incluso si están vacíos. Y tampoco existe una conversación con los ciudadanos sobre sus comportamientos al tirar la basura, como cuando arrojan artículos no reciclables a la papelera de plásticos.
El Gobierno de Miami quiere cambiar el sistema actual, y para lograrlo se ha aliado con Compology, la empresa de tecnología de medición de residuos que ha trabajado con compañías de renombre como McDonald’s y ADT Security.
Para cumplir el objetivo se instalarán cámaras inteligentes dentro de los contenedores de basura de la ciudad, las cuales tomarán fotografías de tres a cinco veces al día de su interior y luego las subirán a la nube.
A partir de esas imágenes, Compology utilizará inteligencia artificial (IA) para determinar tres aspectos: qué tan llenos están los contenedores de basura, cuándo se usan y qué tipos de desechos reciben. Así se tendrá un registro de cuánta basura se maneja, de la misma manera en que se gestiona el agua o la electricidad.
Inicialmente, se instalarán cámaras en 40 contenedores, ubicados en edificios municipales, estaciones de policía y bomberos y también en los parques. Sin embargo, la intención es que en el futuro haya miles de contenedores de basura en toda la ciudad con esta tecnología.
Al implementar la tecnología de medición de desechos de Compology, Miami reducirá las emisiones de CO2 asociadas con los camiones de transporte de basura, la congestión vehicular, la contaminación acústica y los vertidos ilegales, mientras ahorra dinero en sus servicios de gestión de desechos y embellece su entorno.
Esta asociación se produce inmediatamente después del compromiso anunciado por el alcalde Francis Suárez de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en 60 por ciento en toda la ciudad y de que Miami alcance la neutralidad de carbono para 2050.
Por otro lado, de acuerdo con Jason Gates, el CEO de Compology, “los ahorros de costos se generan realmente a partir del concepto estándar de la industria de ‘redimensionamiento’, que significa ajustar los horarios de servicio para cumplir con la producción real de desechos de un edificio”.
Históricamente, la gestión de desechos se ha realizado manualmente, pero Compology automatiza este proceso. Según la compañía, cuando se ajustan los horarios de servicio (o se reducen) se puede ahorrar dinero. En promedio, lo que las empresas y las ciudades gastan en servicios de recolección se reduce entre 30 y un 40 por ciento.
El análisis del contenido de los botes de basura también puede mejorar las tasas de reciclaje, ya que entregaría una retroalimentación a cada edificio sobre su comportamiento específico al arrojar basura. Las cámaras estarán en cualquier contenedor, ya sean de basura en general, de reciclaje o de residuos orgánicos, en caso de haber uno.
Entonces, si Compology ve que en un edificio se arrojan muchos cartones a la basura normal, pueden volver al lugar y sugerir que obtengan un contenedor de reciclaje de papel, por ejemplo.
Finalmente, al parecer la industria de gestión de residuos seguirá el camino del agua y la electricidad en su pago. Varias ciudades de Estados Unidos han iniciado programas en los que los residentes o las empresas pagan en función de la cantidad de residuos que generan. Quizá en el futuro tendremos que pagar un precio variable que dependerá de la cantidad de basura que tiramos o de lo bien que reciclamos.