Uno de los diversos factores que provocan el aumento de la temperatura en las ciudades es el asfalto. Sin embargo, un nuevo estudio del Instituto de Tecnología de Massachusetts revela que el “asfalto frío” permitiría reducir la temperatura, lo que podría ser muy útil en tiempos de cambio climático.
En la investigación se indica que es posible reducir alrededor de 2 grados Celsius (35 grados Fahrenheit) la temperatura del aire en sitios como Boston y Phoenix. Para ello, es necesario utilizar una pavimentación más clara, ya que esta refleja mejor la luz solar. En cambio, cuando esta es obscura concentra más calor y hace subir la temperatura del aire.
Sin embargo, no se trata de cubrir todas las calles de la ciudad con una pavimentación más clara, sino que deben hacerse estudios que consideren la distribución de la población y los distintos tipos de edificaciones que existen en una ciudad.
Uno de los investigadores explica que, por ejemplo, el asfalto frío puede reducir la necesidad de usar aire acondicionado en verano, pero también podría aumentar su uso durante invierno debido baja temperatura.
Los científicos también utilizaron un sistema de inteligencia artificial para saber qué tipo de material se necesita en las diversas zonas y vecindarios de las ciudades. Y descubrieron que, si bien el asfalto frío es útil para reducir la temperatura, cada territorio necesita una composición distinta del material a utilizar.
Más allá de estos factores, el estudio concluye que el asfalto frío es un aporte a la reducción de las temperaturas urbanas, además de disminuir las emisiones de dióxido de carbono: en Boston, estas podrían descender hasta 3 por ciento a lo largo de 50 años, mientras que en Phoenix lo harían hasta en 6 por ciento en el mismo periodo.
Ciudades como Phoenix ya han llevado a cabo programas piloto al aplicar pavimento frío en varios lugares y recopilar datos respecto al impacto no solo en la temperatura, sino en las estructuras y las personas.