Apple, el gigante tecnológico y una de las empresas más valiosas del mundo, demandó a una artista independiente llamada Stephanie Carlisi, que cuenta con siete oyentes mensuales de Spotify.
La compañía dijo que el nombre artístico de Carlisi, Franki Pineapple, era demasiado parecido a “Apple” y que este empañaría su reputación, según un informe de The New York Times.
De acuerdo con los documentos presentados por la compañía, Apple dijo que “ambos eran nombres de frutas y, por lo tanto, transmiten una impresión comercial similar”. Incluso consideraron objetar el logotipo de Carlisi, que es una granada/piña acompañada de una explosión.
Carlisi, de 46 años, quien recién había empezado a lanzar música, le respondió a Apple al decir que “ni siquiera es una manzana”, lo cual es evidente. “Le estás diciendo a la gente que no pueden apropiarse de la fruta ni de nada que tenga esta conexión con Apple, que es esta empresa gigantesca”, afirmó la artista.
No es la primera vez que Apple desafía a una empresa pequeña, proyecto o marca por motivos extremadamente débiles o incluso ridículos. Y, de acuerdo con The New York Times, muchos de esos propietarios simplemente se dan por vencidos porque no tienen el dinero o los recursos para luchar contra una compañía tan grande.
Sin embargo, Carlisi respondió a Apple en los tribunales y ganó una concesión. La compañía acordó detener la oposición si la cantante incluía un descargo de responsabilidad en su solicitud de marca, el cual debía señalar que Franki Pineapple —un guiño a su difunto padre Franki y a la fruta, a veces considerada como un símbolo rebelde y feminista— no era su verdadero nombre.
Esta hazaña legal le costó alrededor de $10,000 dólares a Carlisi, pero aprovechó la situación para inspirarse y crear material. Ella dijo que su sencillo debut, que se trata sobre ir contra el sistema (usando un insulto muy conocido) se inspiró en su batalla con Apple.
Apple puede ser abusiva cuando se trata de reclamos de marcas registradas, pero no está sola en este terreno. Este caso recuerda, por ejemplo, cuando Kylie Jenner intentó registrar la marca comercial “Kylie” en 2016 y se enfrentó contra la cantante Kylie Minogue por ello. Esta última ganó el caso.
Jenner también trató de patentar la frase “levántate y brilla” en 2019, que hacía referencia a un meme, pero ambos movimientos de la modelo y empresaria obtuvieron críticas en las redes sociales.
No se trata de que las grandes marcas, talentos y celebridades no deban poder solicitar marcas registradas, pero acumular montones de aplicaciones para frases simples, dichos y palabras comunes pareciera que es ir demasiado lejos.
Y con este escenario es difícil actuar. Básicamente, las grandes tecnológicas y los multimillonarios registran cada palabra que quieren, por lo que el resto de las personas muchas veces no pueden iniciar sus propios proyectos creativos sin un litigio costoso.