Este 16 de junio de 2025 es posiblemente el inicio de un camino sin retorno para WhatsApp, una vía donde la plataforma de mensajería pierde su sentido original de comunicación pura y empieza a transformarse en una aplicación donde converge el neo consumismo, la sobre abundancia de información y el spam infinito.
Porque la red social de Meta que por años ha sido el refugio de las llamadas telefónicas, el lugar donde nunca iba a llegar el chatbot que te ofrecería planes comerciales o bancarios, y donde solo tú podrías tener el control de quién podía contactarte, se está rompiendo.
Pero ojo, no es una ruptura abrupta, en realidad es un tiempo prolongado de decisiones silenciosas que iban en ese camino: como la apertura de WhatsApp Business, la posibilidad futura de que no sea necesario un número telefónico para abrir una cuenta, y la creación de los canales de difusión que si bien siempre son voluntarios, han inundado el ecosistema de una avalancha de información y alertas.
Lo anunciado hoy, de comenzar a colocar publicidad en los estados o incentivar la suscripción a ciertos canales específicos, es un llamado explícito al modelo de WeChat que tanto añoraba Elon Musk: tener esa plataforma para todo, ese mutante capaz de hacer transacciones locales, transferencias bancarias entre conocidos y de suscribir más servicios en un solo lugar.
La letra chica de todo esto: la compañía ha confirmado que se apoyará en los canales que sigue una persona, así como en información sobre el país o el idioma, o cómo los usuarios interactúan con los anuncios que ven. Meta también ha confirmado que se utilizará la información de otras cuentas de la compañía (como Instagram o Facebook) en caso de que el usuario las tenga enlazadas con la de WhatsApp o coincidan datos como su número de teléfono.
La infodemia de WhatsApp

Ahora, lo cierto es que si nos ponemos más quisquillosos, más allá de que todo es voluntario, o esa al menos es la acción objetiva, toda esta infodemia y spam masivo de WhatsApp comenzó con la implementación de los grupos con cada vez más participantes y las famosas comunidades, que ha generado una avalancha de micro entidades que todo el día están bombardeando datos, memes, e información.
Los chatbots de atención al cliente ya también son algo frecuente, con muchos servicios de salud, electricidad, telefonía móvil o un largo etc, que utiliza este tipo de respuestas automatizadas.
En lo personal me he encontrado con gente (algunos comercios locales lamentablemente) que por algún motivo tienen mi número telefónico y han comenzado a mandarme spam sobre promociones y ventas. Por supuesto, siempre puedo bloquear esos contactos, pero el solo hecho de que existan ya era una señal de que la cosa se estaba desbordando.
Por mi trabajo reconozco que sigo varios canales informativos, sin embargo, los tengo todos silenciados y me doy cuenta periódicamente cuando los reviso, que son escasos los que realmente aportan con contenido fresco o sin exagerar en el breaking news.
La promesa rota de WhatsApp, lo más triste de todo

Era un poco iluso pensar que WhatsApp iba a conservar algo de su espíritu original una vez que fue adquirida por Meta y que la interconexión con los otros servicios de la compañía de Mark Zuckerberg, era inminente.
Pero, da tristeza volver al pasado y darse cuenta que tras 15 años, la plataforma de mensajería tuvo que prostituirse al mejor postor.
Fue en 2012, cuando en su blog informativo, WhatsApp daba cuenta de uno de sus principios basales:
“la publicidad no es solo la interrupción de la estética, los insultos a tu inteligencia y la interrupción de tu línea de pensamiento”, sino que detrás hay muchos ingenieros esforzándose por recopilar datos personales y actualizar los servicios que contienen estos datos. Y que “al final del día, el resultado de todo es un banner publicitario ligeramente diferente en la pantalla de tu móvil”.
Este 16 de junio de 2025, el insulto a la inteligencia salió de la boca de WhatsApp…es que en realidad fueron 15 años sin groserías, mucho para una aplicación que hace ya bastante tiempo dejó la edad del pavo y se convirtió a la cruda adultez.