Una respuesta bastante poco diplomática entregó Elon Musk en la conferencia DealBook el miércoles 29 de noviembre por la noche. Con risas nerviosas y ante la pregunta del moderador de su charla, se dio el gusto de basurear literalmente a los anunciantes de X (ex Twitter).
«Espero que se detengan. No hagan publicidad», le dijo Musk al entrevistador Andrew Ross Sorkin. «Si alguien va a tratar de chantajearme con publicidad, chantajearme con dinero, vete a la mierda. Vete a la mierda. ¿Está claro? Espero que así sea».
Si los anunciantes no regresan, dijo Musk, «lo que este boicot publicitario va a hacer es matar a la compañía». Parecía casi resignado a la posibilidad, hablando de ella casi como si X fuera un mártir y los anunciantes el enemigo. «Eso es lo que todo el mundo en la Tierra sabrá», dijo. «Nos iremos, y se acabará por culpa de un boicot de los anunciantes».
Toda la fuga de anunciantes en los últimos días se ha dado por un comentario a una publicación antisemita de Musk, desde entonces, más de 100 marcas han detenido sus anuncios, y la compañía corre el riesgo de perder 75 millones de dólares para fin de año, según The New York Times.