Un equipo de investigadores esperan poder usar una nueva técnica con el fin de detectar cáncer con una varita fluorescente.
La fluorescencia ha sido el método preferido para el análisis de biomoléculas, pero tiene sus limitaciones. Cuando las condiciones son adecuadas, estos tintes fluorescentes y las proteínas se iluminan brillantemente, haciendo que sean fáciles de detectar con herramientas convencionales. Pero muchas veces, existen elementos que interfieren y hacen casi imposible la detección.
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Para solucionar este problema, científicos han desarrollado un «laser viviente». Es una tecnología que utiliza componentes biológicos para mejorar las señales fluorescentes y hacer posible la detección de las moléculas, incluso cuando las señales son débiles. Y ahora, esta tecnología está siendo implementada utilizando gotas de sangre como un componente critico del proceso.
En un artículo publicado recientemente por la Asociación Americana Óptica, se explica que este láser utiliza un colorante llamado indocianina verde (ICG por sus siglas en inglés), que es el que se usa para imágenes médicas, porque emite una tenue fluorescencia con una luz infrarroja.
Para mejorar este método, los investigadores comenzaron a buscar otros componentes para que la señal fluorescente sea más fuerte. Cuando se les ocurrió agregar gotas de sangre a la mezcla, descubrieron que el colorante ICG, unido a las proteínas del plasma en la sangre, generaba una luz intensa muy fácil de detectar.
Aunque prometedor, los investigadores todavía tienen que ajustar más el proceso, para que el láser y la fluorescencia resultante se encuentren dentro de los límites de seguridad. «No queremos quemar el tejido en el proceso», dijo el investigador Fan Xudong a la publicación New Scientist.
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Con el tiempo, científicos esperan poder utilizar este sistema en el tejido vivo de un paciente, con el fin de detectar cáncer y otras condiciones médicas. En este escenario futuro, un doctor podría agitar una varita láser sobre el brazo de un paciente y usar la fluorescencia para detectar si existe evidencia de cáncer bajo la piel. Seguramente muchas personas se podrían beneficiar de este procedimiento inusual, que parecería sacado de una película de ciencia ficción.