La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) autorizó el uso de medicamentos contra la malaria para el tratamiento experimental del coronavirus. Específicamente, se refirió a la cloroquina y la hidroxicloroquina, que fueron promocionados por el presidente Donald Trump, pese a no contar con evidencia sobre su efectividad.
Por tal motivo, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) señaló que los productos con ambos compuestos «pueden ser distribuidos y recetados a adolescentes y adultos hospitalizados con COVID-19, según corresponda”.
Las autoridades informaron que recibieron, a modo de donación, 30 millones de dosis de sulfato de hidroxicloroquina por parte de Sandoz, la división de genéricos y biosimilares de Novartis, y un millón de dosis de fosfato de cloroquina de Bayer Pharmaceuticals.
«Científicos de todo el mundo han identificado múltiples terapias potenciales para el coronavirus, incluidas la cloroquina y la hidroxicloroquina (…) Continuaremos trabajando durante todo el día para que los pacientes tengan acceso a terapias que pueden ayudarlos a combatir el COVID-19, mientras construimos la evidencia para evaluar qué opciones son efectivas», destacó el secretario Alex Azar.
El sulfato de hidroxicloroquina y el fosfato de cloroquina son medicamentos recetados orales aprobados para tratar la malaria y otras enfermedades, recordó la HHS. “Aunque actualmente no hay tratamientos aprobados para el COVID-19, ambos fármacos han mostrado actividad en estudios de laboratorio contra coronavirus, incluido el SARS-CoV-2”.
Si bien los informes sugieren que estos medicamentos pueden ofrecer “algún beneficio” en el tratamiento de pacientes internados producto del contagio, “se necesitan ensayos clínicos para proporcionar evidencia científica de que son efectivos”, aclaró el organismo.
“Trump había dicho falsamente que la FDA aprobaría los medicamentos para el tratamiento del coronavirus. La confusión sobre su uso ha llevado a algunos estadounidenses a buscar reemplazos de venta libre, como un hombre de Arizona que compró una forma no farmacéutica de fosfato de cloroquina, un químico común utilizado para limpiar las peceras, que terminó matándolo”, recordó Forbes.
Por tal motivo, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) advirtieron que el consumo de dichos compuestos sin receta ni supervisión de especialistas médicos «pueden causar graves consecuencias para la salud, incluida la muerte».