Para septiembre de 2020 han fijado las autoridades rusas el inicio de la producción en serie de una vacuna contra el COVID-19 desarrollada por el Instituto Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya.
Según el ministro de Industria y Comercio, Denis Manturov, las empresas Generium, R-Pharm y Binnopharm serán capaces en una primera etapa de sacar al mercado “varias miles de dosis” por mes, la cuales serán “millones” desde 2021.
«Esperamos que la producción en serie comience tan pronto como sea posible en el transcurso de septiembre», manifestó el lunes 3 de agosto la autoridad a la agencia local TASS.
El fin de semana previo, la jefa de la agencia sanitaria rusa, Anna Popova, se había referido a la capacidad del antídoto.
«No tengo dudas de que la vacuna será absolutamente segura y, por supuesto, eficiente. Somos muy cuidadosos y ejercemos un control muy estricto con la calidad de las vacunas”, manifestó en una entrevista televisiva citada por el mismo medio.
Popova detalló que el protocolo prevé dos inoculaciones en un lapso de 21 días, complementando así las declaraciones del ministro de salud, Mikhail Murashko, quien anteriormente había informado sobre la finalización de las pruebas clínicas.
Las primeras luces sobre la vacuna rusa las dio el viernes 31 de agosto el CEO del Fondo de Inversión Directa de Rusia (RDIF), Kirill Dmitriev.
En un diálogo con CNN que recogió TASS, el funcionario reveló que todos los voluntarios desarrollaron inmunidad después de recibir la primera dosis, protección que se duplicó tras la segunda inyección.
«Seleccionamos el método de prueba más seguro”, añadió Dmitriev, el mismo que le permitió validar a Rusia anteriores vacunas contra el ébola y el síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS).
Alrededor de 20 países han demostrado interés en comprar la vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2 desarrollada por Rusia y otros cinco quieren producirla por su cuenta, finalizó.