Un llavero inteligente creado por investigadores de Harvard podría literalmente salvar la vida de aquellos que sufren de intolerancias alimentarias extremas.
Cualquier persona que sufre de alergias severas, o que conoce a alguien con este problema, sabe lo complicado que puede ser una simple salida a un restaurante. Incluso si un alérgeno particular no es fácilmente evidente en una comida, siempre existe la posibilidad de que se esconda sigilosamente debajo de la superficie, debido a la contaminación cruzada, causando serios problemas de salud.
Ahí es donde el producto de las investigaciones realizadas en la Escuela de Medicina de Harvard entra en juego. Científicos han desarrollado un sistema portátil de detección de alérgenos: un llavero inteligente con un analizador incorporado.
«Este es un dispositivo portátil para la detección in situ de alérgenos alimenticios», dijo a Digital Trends el profesor Lee Hakho, que dirige el Programa de Ingeniería Biomédica de la Universidad de Harvard. «La incidencia de las alergias alimentarias está aumentando en todo el mundo, especialmente entre los niños, y sin embargo, no hay pruebas útiles que estén disponibles para el público en general. Nuestra tecnología fue desarrollada para hacer frente a este desafío, dando autonomía a los consumidores para controlar y proteger su propia dieta».
El sistema consta de tres partes. Una de ellas es una minúscula diapositiva de un solo uso que se utiliza para recoger alérgenos potenciales. Esta se conecta al llavero analizador que identifica dichos alérgenos, y entonces una aplicación para smartphones asociada muestra de forma inalámbrica las lecturas necesarias. El sistema completo tiene un precio de $40 dólares.
«Este sistema es básicamente una plataforma de tecnología, y puede detectar muchos tipos diferentes de alérgenos mediante el cambio de anticuerpos que capturan los objetivos», dijo Hakho. «En este estudio de prueba de concepto, hemos probado cinco alérgenos representativos: gluten, cacahuate (o maní), avellana, clara de huevo y leche».
En cada caso, se mostró que el dispositivo proporcionaba respuestas en menos de diez minutos sobre si una muestra de alimento contenía o no un alérgeno. Interesantemente, como comprobando sus sospechas, durante pruebas de diferentes platillos del menú de varios restaurantes se demostró que los alérgenos aparecen en los lugares menos pensados. Por ejemplo, se encontró gluten en ensaladas y proteína de huevo en la cerveza.
Hakho dijo que el equipo quiere ampliar sus objetivos de detección para incluir otros alérgenos, como los mariscos, así como sustancias químicas nocivas como el BPA e insecticidas. También están interesados en comercializar la tecnología, pero para que esto suceda planean construir un sistema totalmente automatizado que puede realizar todo el trabajo de «muestra y respuesta» en un único dispositivo integrado.
Un artículo que describe el proyecto de Harvard fue publicado recientemente en la revista ACS Nano.