Encerrados en casa durante interminables semanas junto con nuestros familiares, teletrabajando y lo peor de todo, con acceso directo a la nevera prácticamente a voluntad. Las consecuencias de la forzada cuarentena a la que se está viendo sometido prácticamente todo el globo parecían ser apocalípticas, pero un estudio científico viene a demostrar con datos que el impacto del encierro no ha sido tan grave como esperábamos. De hecho, algunos datos son realmente sorprendentes…
Sin papel higiénico y expertos cocineros
El confinamiento ha dado lugar a bastante resignación y aburrimiento, y con ellos a una desternillante colección de memes contando muchos de ellos con un denominador común: el previsible sobrepeso derivado del encierro. Las visitas a la nevera han sido muy constantes entre los que hemos vivido encierros más estrictos y parecía inevitable el colapso: estábamos condenados a engordar. Y de hecho ha sido así, pero en unas proporciones que van a sorprender a muchos. El fabricante de productos dedicados a la medición de la salud Withings ha llevado a cabo un macroestudio recabando datos de más de dos millones de personas en todo el mundo y que nos da una medida muy fiable de las consecuencias reales del confinamiento obligado por el coronavirus.
Withings no ha llevado a cabo encuestas, sino que ha recabado los datos directamente de los dispositivos con su marca, esto es, básculas, pulseras de actividad y medición del sueño, entre otros. La gama de productos relacionados con la salud del fabricante es tan variada que prácticamente han cubierto todo el espectro de las mediciones para mostrarnos una fotografía real del confinamiento. Para los recelosos de la privacidad, Withings aclara que los datos son totalmente anónimos y han sido agregados de forma que resulta imposible identificar un registro con una persona dada.
Más gordos, sí, pero no tanto
De esta manera, cada vez que un usuario de una de sus básculas registraba su peso, este dato era almacenado y posteriormente comparado de cara al estudio de forma totalmente anónima como hemos explicado antes. Con esta información empírica y tomando como fecha de inicio el comienzo del confinamiento por cada país y como final para todos, el 18 de abril, comparando esta información con los registros de la misma compañía desde el 1 de enero hasta la fecha local de confinamiento. De esta forma, se evitan posibles desviaciones en el análisis. Pero vamos al meollo de la cuestión: ¿hemos engordado tanto como esperábamos?
La respuesta es que no, aunque la cosa va por países. En Estados Unidos se ve que han sido los más “glotones” engordando como promedio casi 1 kilogramo de peso (un 37 por ciento de los datos registrados en aquel país supera ese kilo). Como puedes ver, apenas un kilogramo de peso después de tanto tiempo confinados no parece un peaje muy elevado a pagar, pero la cosa cambia si lo comparamos con otros países: en España el aumento de peso apenas alcanza los 117 gramos de promedio, mientras que en Italia apenas alcanzan los 200 gramos. ¿Quiere esto decir que se ha compensado la sobrealimentación con ejercicio?
Nuevamente, la respuesta es no. Los dispositivos de Withings han registrado asimismo la actividad —en pasos— de sus usuarios y el confinamiento se ha dejado notar en especial en España, donde la actividad de sus usuarios ha decrecido un impactante 47 por ciento, frente a la reducción del 7 por ciento en Estados Unidos. Italia, el otro gran afectado por la COVID 19, ha visto reducida la actividad de los usuarios en un 28 por ciento. Estos datos nos dan una idea clara de lo estricto que ha sido el confinamiento en algunos países.
Dormimos más y nuestro corazón está más sano
Las relojes inteligentes y los productos dedicados al análisis del sueño han medido asimismo el impacto del confinamiento cuando abrazamos a Morfeo y aquí también se desvela una paradoja: el hecho de teletrabajar no se traduce directamente en que hayamos dedicado el tiempo del traslado al puesto de trabajo para dormir. Así, en Estados Unidos apenas se ha dormido 12 minutos más por noche (como promedio), yéndose los usuarios de Withings de este país unos 11 minutos más tarde a la cama que con el horario normal. Los españoles han arañado unos minutos más entre las sábanas, durmiendo como promedio 15 minutos más tarde que lo habitual.
“Podemos asumir que los cambios en las rutinas de la gente, al no tener que desplazarse al trabajo, han motivado que se vayan antes a la cama y se despierten más tarde”, explica a Digital Trends Susie Felber, responsable de contenido de Withings y autora de este estudio. Pero no solo los patrones del sueño se han visto alterados: también la salud de nuestros corazones. ¿Cómo lo sabe Withings?
El estudio recalca que, habitualmente, la frecuencia de los latidos del corazón aumentaba durante los fines de semana debido al consumo de alcohol y ahora que están los bares cerrados, este músculo vital se ha recuperado: en Estados Unidos las anomalías cardíacas se han reducido en un 43 por ciento durante el fin de semana, mientras que en Italia esta reducción ha alcanzado el 66 por ciento. Estos datos revelan que no es tan sano como pensábamos tomar esas cervezas con los amigos el sábado…