Se sabía que Estados Unidos había tenido que desechar vacunas contra el COVID-19, pero no se tenía claridad respecto de los números hasta ahora. Gracias a un reporte de la NBC, se reveló que 15 millones de dosis han sido desperdiciadas.
Según los números obtenidos por el medio, cuatro grandes cadenas de farmacias han tenido que tirar a la basura más de 1 millón de vacunas. Walgreens es el caso más flagrante, con 2.6 millones de dosis desperdiciadas, seguida de CVS, con 2.3 millones.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) aseguran que, de cualquier manera, el porcentaje de vacunas desechadas por el país es muy bajo en relación a las administradas. Y que lo más importante de todo es que el acceso a vacunas es muy alto y que toda persona que quiera vacunarse puede hacerlo.
Pero más allá de que el porcentaje total de vacunas desechadas sea bajo, la situación también ha generado críticas. Principalmente, porque mientras Estados Unidos desperdicia millones de vacunas, existen países en los que la tasa de vacunación es muy baja.
Sharifah Sekalala, profesor de la Universidad de Warwick, en Inglaterra, cree que esto no hace más que resaltar la desigualdad que existe en relación a las vacunas. “El continente africano sigue estando por debajo de 10 por ciento de vacunación”, asegura Sekalala, lo que claramente constituye un ejemplo de la desigualdad en el acceso a las vacunas.
Los datos obtenidos por los CDC revelan que la mayoría de las vacunas desperdiciadas se dio durante junio, julio y agosto, coincidiendo con el verano en Estados Unidos.
En paralelo, esos fueron los meses en que en el país norteamericano aumentaron los contagios debido a la variante Delta.