¿Es verdad que el sabor dulce del azúcar reduce el apetito? Esa fue la pregunta que se plantearon investigadoras de la Universidad de Viena, Austria. Sus resultados fueron publicados en la revista Nutrients.
Los científicos llevaron a cabo un estudio de intervención cruzado y ciego con glucosa y sacarosa. Un total de 27 varones sanos, entre 18 y 45 años de edad, recibieron una solución de glucosa o sacarosa al 10 por ciento (porcentaje en peso) o una de las soluciones de los azúcares suplementadas con 60 ppm de lactisol.
El lactisol es una sustancia que se une a una subunidad del receptor dulce y reduce la percepción del sabor. A pesar de los diferentes tipos de azúcar, todas las soluciones con o sin lactisol tenían el mismo contenido energético.
Dos horas después de beber cada una de las soluciones de prueba, se les permitió a los participantes desayunar tanto como quisieran.
Durante el período de espera de 120 minutos, los investigadores tomaron muestras de sangre a intervalos regulares y midieron su temperatura corporal.
Las personas que consumieron sacarosa con lactisol registraron un aumento en la ingesta energética del desayuno de alrededor de 13 por ciento, en comparación con los individuos que bebieron la solución de sacarosa sin lactisol. Fueron alrededor de 100 kilocalorías más.
Además, los sujetos de este último grupo mostraron una temperatura corporal más baja y concentraciones plasmáticas reducidas de serotonina. La serotonina es un neurotransmisor y una hormona tisular que, entre otras cosas, tiene un efecto supresor del apetito.
Por el contrario, los investigadores no observaron diferencias después de la administración de la solución de glucosa que contenía lactisol y la solución de glucosa pura.
“Este resultado sugiere que la sacarosa, independientemente de su contenido energético, modula la regulación de la saciedad y la ingesta de energía a través del receptor del sabor dulce”, señala Barbara Lieder, subdirectora del Departamento de Química Fisiológica de la Universidad de Viena.
La primera autora del estudio, Kerstin Schweiger, de la Universidad de Viena, agrega: “aún no sabemos por qué no pudimos observar el efecto del lactisol con la glucosa. Sin embargo, sospechamos que se debe a que la glucosa y la sacarosa activan el receptor dulce de diferentes maneras. También asumimos que los mecanismos independientes del receptor dulce juegan un papel”.