Las pautas alimentarias sugeridas oficialmente por 85 países son dañinas no solo para la propia salud de los ciudadanos, sino que también son perjudiciales con el medio ambiente.
Esa fue la principal conclusión del estudio científico más amplio de su tipo hasta la fecha, cuyos detalles fueron publicados en el British Medical Journal.
Los expertos calificaron como «impactante» el fracaso de los gobiernos en sus esfuerzos por orientar a la población a comer bien, informó The Guardian.
“Las dietas contienen más carne roja y procesada que la recomendada por las directrices nacionales o de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y muy pocas frutas y verduras, frijoles, nueces y granos enteros”, detalló.
De esa manera, aumenta el todo el planeta la aparición de enfermedades cardíacas, los derrames cerebrales, el cáncer y la diabetes, entre otros males.
El periódico británico recordó que, paralelamente, la producción de alimentos es responsable de una cuarta parte de la contaminación que provoca el calentamiento global.
Los expertos recomendaron la adopción de la dieta saludable y sostenible (“planetary health diet”) propuesta en 2019, que sugiere una reducción en tres cuartos del consumo de carne roja en los países desarrollados.
De la misma manera, plantearon que el impulso tanto de campañas como de normas regulatorias para cumplir con sus exigencias “conduciría a grandes reducciones en las emisiones de gases de efecto invernadero y reduciría la cantidad de muertes tempranas relacionadas con la alimentación”.
Si Estados Unidos siguiera dicha pauta, sus emisiones relacionadas con la producción de alimentos caerían 74 por ciento y se evitarían cada año 585,000 muertes.
«Los países son sorprendentemente malos para ayudar a su población a consumir una buena dieta», alertó el autor principal del estudio Marco Springmann, de la Universidad de Oxford.
Para el experto, «la mayoría de los gobiernos evitan entregar recomendaciones claras sobre limitar el consumo de carne y lácteos, a pesar de que su producción genera emisiones excepcionalmente altas y el uso intensivo de recursos naturales en su producción».
El análisis determinó que solo las pautas alimentarias de Indonesia y Sierra Leona cumplían cabalmente con seis objetivos clave: reducir en un tercio las muertes prematuras por enfermedades no infecciosas; bajar en 2° centígrados la temperatura del globo; evitar la destrucción de áreas silvestres, el uso de agua dulce y la contaminación por nitrógeno y fosfato en la agricultura.
“Los investigadores recomiendan que las naciones establezcan nuevas pautas dietéticas en línea con la ciencia, incluyendo límites ‘estrictos’ para el consumo de carne de res y los lácteos en los países donde se comen en grandes cantidades. Los gobiernos también deberían proporcionar ejemplos de dietas saludables y sostenibles, incluidas las basadas en vegetales”, postuló The Guardian.