Los países desarrollados son por ahora los que han llevado la delantera en los programas de vacunación masiva para acabar con el COVID-19. Y dos de las vacunas más requeridas en estos meses han sido las de Pfizer/BioNTech y Moderna, que aplican el principio de ARN mensajero, una molécula genética que tiene una alta capacidad de neutralizar el coronavirus.
La gran dificultad de esta técnica es que se necesita un almacenamiento de congelación extrema para mantenerla óptima y poder trasladarla, lo que encarece su distribución mundial.
Este miércoles 5 de mayo, The New York Times da espacio en un reportaje a CureVac, una compañía alemana que está desarrollando una vacuna del mismo nombre y que utiliza la misma técnica de ARN.
“Su inyección tiene una ventaja importante sobre las otras vacunas contra el ARN de Moderna y Pfizer/BioNTech. Si bien esas dos vacunas deben mantenerse en un congelador profundo, la vacuna CureVac se mantiene estable en un refrigerador, lo que significa que podría suministrar más fácilmente el poder recién descubierto de las vacunas contra el ARN a las partes más afectadas del mundo”, comenta el diario estadounidense.
El cofundador de CureVac es el biólogo Ingmar Hoerr, quien desde 1990, como estudiante de postgrado de la Universidad de Tubinga, experimentó con ratones al inyectarles ARN para que produjeran anticuerpos contra nuevas proteínas.
“Estaba pensando, ¡wow!, si esto funciona así en los seres humanos, entonces tenemos una posibilidad farmacéutica completamente nueva”, dijo Hoerr.
Una de las situaciones que mejoraron y que consideraron para CureVac es que descubrieron que las moléculas de ARN se podían colocar en burbujas grasas para protegerlas en sus viajes. De esta manera no es necesaria su congelación, sino solo su refrigeración.
El NYT cierra con la siguiente reflexión:
“En junio, el gobierno alemán invirtió 300 millones de euros (unos $360 millones de dólares) en la investigación COVID-19 de CureVac, y pronto siguieron otros inversores. En diciembre, después de prometer datos de los primeros estudios de seguridad, la compañía comenzó su prueba final, la llamada Fase 3, reclutando a 40,000 voluntarios en Europa y América Latina. La compañía analizará por primera vez los datos cuando 56 voluntarios desarrollen COVID-19. Si la mayoría de ellos están en el grupo placebo, y pocos en el grupo vacunado, será una prueba de que la vacuna funciona”.