La estadística epidemiológica es clara: los varones adultos son más vulnerables al COVID-19 que las mujeres y los niños. En Italia, los hombres superaron el 80 por ciento de los internados en las unidades de cuidados intensivos (UCI) de Lombardía entre febrero y marzo, mientras que la mortalidad masculina excedió todos los tramos etarios la femenina en Nueva York. Algo parecido ocurrió en China, donde uno de cuatro hospitalizados eran hombres en enero.
Así lo recordó en su sitio web Science, al informar que las pesquisas científicas se han centrado en buscar la razón de la vulnerabilidad masculina. Las últimas pistas han conducido a los expertos hasta los andrógenos, que son las hormonas sexuales y corresponden a la testosterona, la androsterona y la androstenediona. Altos niveles favorecerían el actuar del SARS-CoV-2, contrariando lo descubierto a mediados de mayo por la Universidad de Hamburgo-Eppendorf.
“Observaciones preliminares en España sugieren que un número desproporcionado de hombres con calvicie, relacionada con un potente andrógeno, termina en hospitales con COVID-19. Los investigadores se apresuran a probar medicamentos que bloquean los efectos de los andrógenos, desplegándolos temprano en la infección con la esperanza de ralentizar el virus y ganar tiempo para que el sistema inmunitario lo venza”, señaló el artículo.
De acuerdo con una investigación del Instituto Leibniz, la infección se sustenta en buena medida en una enzima llamada proteasa TMPRSS2, que muta y acelera el desarrollo del cáncer de próstata. La directora de oncología molecular de la Università della Svizzera (Italia) observó que los pacientes en terapia de privación de andrógenos (ADT), que reduce los niveles de testosterona, tenían solo un cuarto de probabilidades de contraer COVID-19.
“Los hombres con ADT también tenían menos probabilidades de ser hospitalizados y morir”, determinó el estudio publicado en la revista Annals of Oncology.
Este y otros hallazgos en la misma línea ya motivan algunos experimentos, como el de la Universidad de California en Los Ángeles, que ha administrado un supresor de andrógenos en 200 varones hospitalizados con COVID-19 en Los Ángeles, Seattle, y Nueva York. “El estudio solo involucra una dosis única. Es temporal «, explicó a Science el oncólogo Matthew Rettig, quien estimó en cuatro o cinco meses el plazo para tener una opinión contundente respecto de su efectividad.