La inflamación del cerebro a los pocos días de nacer fue el principal síntoma de un bebé al que su madre contagió en el útero con el nuevo coronavirus.
Registrado en Francia, es la primera vez que se documenta la transmisión intrauterina del SARS-CoV-2, de acuerdo con el estudio publicado en Nature Communications.
“La afección fue provocada por el virus luego de que el virus cruzara la placenta y generó una infección antes del nacimiento. Desde entonces, (el niño) se ha recuperado bien”, señaló The Guardian.
Daniele De Luca, el director médico de pediatría y cuidados críticos neonatales del hospital Antoine Béclère de París confirmó el hallazgo.
«Desafortunadamente, no hay dudas sobre la transmisión en este caso. Los médicos deben ser conscientes de que esto puede suceder. No es común, eso es seguro, pero puede ocurrir y debe considerarse en el entrenamiento clínico», manifestó.
Se sospecha que la madre, una mujer de 23 años internada el 24 de marzo de 2020 con fiebre y tos severa, pudo haber enfermado de COVID-19 cuando finalizaba el último tercio de su embarazo.
“Tres días después del ingreso, el nonato reveló signos de angustia, razón por la cual los médicos realizaron una cesárea de emergencia con la madre bajo anestesia general”, agregó el periódico británico.
Luego del alumbramiento, el bebé fue inmediatamente aislado en una unidad de cuidados intensivos neonatales e intubado, pues seguía bajo los efectos de la anestesia.
Aunque parecía saludable, al tercer día se mostró irritable y comenzó a alimentarse mal. “Desarrolló espasmos musculares que hicieron que su cabeza, cuello y espalda se arquearan hacia atrás, un síntoma neurológico visto en algunos casos de meningitis. Una resonancia magnética posteriormente reveló signos de gliosis, un efecto secundario de lesión neurológica, que puede provocar cicatrices cerebrales”, añadió el medio.
The Guardian detalló que las pruebas de sangre y el examen al líquido extraído de los pulmones del bebé revelaron infección por COVID-19, al tiempo que descartaron otras infecciones virales, bacterianas o fúngicas.
Análisis posteriores revelaron que el virus se había propagado desde la sangre de la madre hasta la placenta, donde se replicaba y causaba inflamación, además de afectar al niño.
De Luca explicó que el contagio intrauterino no se había demostrado porque se necesitan una multitud de pesquisas a la sangre de la madre, el recién nacido y el cordón umbilical, así como la investigación de la placenta y el líquido amniótico.
“Es extremadamente difícil obtener todas estas muestras en medio de una pandemia, con emergencias por todas partes», reflexionó el médico.
Para el experto, «ha habido algunos casos sospechosos, pero siguen siendo sospechosos porque nadie tuvo la oportunidad de comprobarlo o verificar la patología en la placenta».
Justamente, los niveles más altos del nuevo coronavirus se encontraron en dicho órgano, que cuenta en abundancia con los mismos receptores de los pulmones que el virus usa para invadir las células humanas, puntualizó The Guardian.