Un juez federal de Estados Unidos condenó a tres años de cárcel a Steven Brandenburg, farmacéutico del estado de Wisconsin, por intentar de manera intencional arruinar cientos de vacunas contra el COVID-19.
Se estima que Brandenburg, reconocido antivacunas, retiró cerca de 500 dosis del fármaco elaborado por Moderna de los refrigeradores del centro médico en el que trabajaba con la clara intención de arruinar su efectividad.
El acusado, de 46 años, fue sentenciado este martes 8 de junio a 36 meses de prisión seguidos de tres años de libertad condicional. También se le ordenó pagar cerca de $83,000 dólares como indemnización al hospital afectado.
El hombre reconoció que era un escéptico de las vacunas, según su declaración de culpabilidad, y así se lo había comunicado a sus compañeros de trabajo durante el último año. Además, tenía dudas sobre la vacuna elaborada por Moderna.
El profesional trabajaba de noche y, durante una serie de turnos, dejó las vacunas a temperatura ambiente varias horas antes de devolverlas a la refrigeración para que fueran usadas al día siguiente en el hospital.
Así, 57 pacientes alcanzaron a recibir las inyecciones estropeadas por Brandenburg antes de que los funcionarios descubrieran sus acciones y alcanzaran a intervenir.
Los empleados del centro médico aseguraron durante el proceso que pensaban que esas dosis de la vacuna eran efectivas, pese a que no estaban refrigeradas de acuerdo con los procedimientos habituales.
El acusado también admitió haber inventado teorías conspirativas, aseguró que es un profeta y que las vacunas son producto del diablo. También expresó su creencia de que la Tierra es plana y que los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron falsos.