No es difícil entender por qué la industria del streaming continúa floreciendo. No solamente nos ahorra tiempo y dinero al poder acceder a una gran cantidad de series y películas sin tener que ir a la tienda local de alquiler de DVD (o VHS en tiempos más antiguos…), sino que además mucho de su contenido propio ha logrado ser de tan buena calidad, que las tradicionales cadenas de televisión y estudios han empezado a perder una buena parte del mercado.
La nominación de la película Roma del mexicano Alfonso Cuarón en 10 categorías de los premios Oscar “alborotó el avispero” en Hollywood. Muchos veteranos de la industria como lo es Steven Spielberg cuestionaron las nominaciones recibidas con el único argumento de que se trata de producciones que no han pasado por la pantalla grande en su estreno.
En marzo, se supo que Spielberg planeaba plantear un cambio en las reglas de la Academia durante una reunión de la Junta Directiva de la organización que tendrá lugar el 23 de abril. Fuentes cercanas indicaron que algunos miembros iban a proponer cambios y que Spielberg pensaba proponer una regla que prohibiera la nominación de películas que fueran lanzadas por servicios de streaming y no en los cines. La controversia ha sido tal que hasta el Departamento de Justicia de los Estados Unidos ha analizado el asunto, y ha concluido que una prohibición como esas violaría las leyes anti monopolio.
Los premios Oscar siempre han generado controversias. Raro es el año en el cual no ha habido alguna, ya sea por los ganadores de los premios en sí o por los discursos de los ganadores. En medio de todo, la Academia ha logrado mantener su reputación a lo largo de los años. Sin embargo, una prohibición de esta magnitud en tiempos tan cambiantes podría ser muy dañina para la reputación de la organización.
Se entiende que la experiencia al ver una película en un teatro es muy distinta a verla en casa. Los efectos visuales pueden apreciarse mejor, el audio es muchísimo más envolvente y en general, la experiencia es mucho más inmersiva. Sin embargo, lo que Netflix y otros servicios de streaming han hecho es democratizar el acceso al entretenimiento y en esas líneas, Netflix ha contraatacado a Spielberg en un tweet, sin mencionar su nombre, en el que indican que su servicio ha facilitado el acceso a las películas a aquellas personas que viven en sitios inhóspitos donde no hay teatros, ha facilitado el acceso a estrenos sin importar la ubicación geográfica y ha brindado a los cineastas una mayor facilidad para compartir su arte.
Para muchas personas, la opinión de la Academia es importante y por ello la premiación continúa siendo importante. Lo que interesa a los espectadores es saber si una película es buena o no, no categorizar si fue estrenada en los teatros o a través de un servicio de streaming.
Esta iniciativa de la Academia son patadas de ahogado de una industria que está de capa caída. Es una forma de proteger la industria del cine, de la cual los estudios dependen en gran parte. Cada vez menos gente va a las salas de cine, en parte porque la entrada es para muchos costosa. En los Estados Unidos, una entrada cuesta $12 dólares en las cadenas Regal o AMC. En cines independientes puede ser más barato, pero aún así no se compara con lo que puedes obtener con Netflix pagando solamente $9.99 dólares mensuales. Para solventar esta crisis, han sido creados servicios como MoviePass, denominado el “Netflix de los teatros de cine” pero ha sido difícil dar con un buen modelo de negocios rentable. AMC buscó crear la una competencia para MoviePass, exclusiva a sus salas de cine, pero continúa siendo un tanto costosa para el público general.
Si solamente las producciones de los grandes estudios estrenadas en teatros pueden ser nominadas a los premios Oscar, la Academia perderá su credibilidad. Una película es una película, sin importar dónde haya sido su debut, y el pasar por la pantalla grande es algo que no debería ser indispensable para poder tener la oportunidad de ganar una estatuilla. Hoy puede ser Netflix el afectado, pero el día de mañana podría ser un cineasta independiente quien pueda perder esta posibilidad de brillar.