Corría 2001 y la entonces tenista y modelo rusa Anna Kournikova se encontraba en la cima de su popularidad. Ese año su camino cruzó con el del cantante español Enrique Iglesias, otro imán de la fama, del que se hizo pareja. Su romance no hizo más que catapultar la popularidad de ambas estrellas. Entonces, un hacker de 20 años, la misma edad de la deportista, vio en ella la oportunidad perfecta para distribuir el 12 de febrero un virus informático.
Se trató de un malware que, como otros virus distribuidos por correo electrónico, se enviaba a varios contactos por sí mismo. El virus llegaba como un mensaje que prometía una foto de la tenista famosa, acompañado de un texto breve en el campo de asunto que decía “here you have” o “aquí tienes”. El archivo, que hoy se juzgaría como torpemente camuflado, llegaba nombrado como AnnaKournikova.jpg.vbs.
El programa malicioso no tardó en distribuirse a miles de computadoras en varias partes del mundo. David L. Smith, autor del virus Melissa y quien en cumplimiento de su sentencia ayudaba al FBI a desentrañar crímenes informáticos, facilitó la identificación del hacker, identificado como Jan de Wit, un holandés que utilizaba el pseudónimo On the Fly.
El chico fue detenido por la policía de Holanda el 14 de febrero de 2001, apenas dos días después de distribuir el virus. Entonces confesó que lo había creado en un arranque de curiosidad con una herramienta en línea publicada por otro hacker de nacionalidad argentina.
Previo a su detención, de Wit confesó su crimen en varios portales de fanáticos de la tenista Anna Kournikova. Señaló que distribuyó el virus para probar si las compañías proveedoras de servicios basados en internet, como Microsoft –su servicio de correo electrónico Outlook era uno de los más usados– habían mejorado sus herramientas de ciberseguridad, luego de la aparición de otros virus distribuidos por esta vía. Su fechoría probó que no fue así.
La fiscalía de Holanda pidió una pena de cuatro años de prisión y el pago de una multa equivalente a $40,000 dólares. La defensa pidió desestimar los cargos al alegar que el virus Anna Kournikova no generó daños de consideración (apenas saturó servidores de correo electrónico); al final, la fiscalía accedió y de Wit fue condenado a 150 horas de servicio comunitario.
Al terminar su condena, el alcalde de la ciudad de Sneek, de donde el hacker era oriundo, le ofreció trabajo en el departamento de informática. La fama de Anna Kournikova salpicó, sin quererlo, al joven holandés.