Aunque hoy la atención de todos está en Ucrania, lo más probable es que antes de la actual invasión rusa este país no figurara realmente dentro de tu radar. Sin embargo, la contribución del pueblo ucraniano a nuestra vida cotidiana no ha sido pequeña, como queda demostrado con esta muestra de algunas de las más destacadas tecnologías procedentes de Ucrania.
A pesar de las décadas de opresión soviética y mientras que sus abuelas sarcásticas se han convertido en leyenda, los científicos, inventores e ingenieros nacidos en Ucrania han hecho grandes aportaciones a los productos que muchos usan y aman hoy en día.
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Discos duros de gran capacidad
Lubomyr Romankiw creció en Zhovkva, una ciudad del oeste de Ucrania al norte de Lviv. Huyó a Canadá al comienzo del régimen soviético y se licenció en Alberta, para luego hacer un máster y un doctorado en el Instituto Tecnológico de Massachusetts.
De allí pasó a trabajar en IBM y consiguió más de 65 patentes, muchas de las cuales contribuyeron a sentar las bases de la informática moderna. Entre ellas, la patente del cabezal magnético, de la que Romankiw fue coautor con David Thompson en 1979.
Esta tecnología mejoró exponencialmente tanto la capacidad de espacio como la velocidad de lectura y escritura en comparación con los rudimentarios dispositivos de almacenamiento magnético de la época. Finalmente, IBM vendió discos duros construidos con el desarrollo de Romankiw a Steve Wozniak, allanando el camino para que Apple creara su primera computadora personal.
Transistores
Los transistores son un elemento esencial de la informática moderna. Los fabricantes han sido capaces de miniaturizarlos cada vez más para introducir una potencia de procesamiento cada vez mayor en nuestros celulares, computadoras y aparatos cotidianos.
Un trío de ingenieros estadounidenses suele atribuirse el mérito de haber inventado el transistor de efecto de campo moderno, pero en realidad fue Julius Lilienfeld, nacido en Lviv, quien presentó la primera patente.
Lilienfeld estudió con el venerado físico Max Planck, pero mantuvo un perfil relativamente bajo a lo largo de su carrera. De hecho, hay pocas pruebas de que intentara crear físicamente el transistor que había diseñado sobre el papel, dejándolo en manos de futuros innovadores para que lo aplicaran y lo mejoraran.
Motores piezoeléctricos
Viacheslav Lavrinenko, del Instituto Politécnico Igor Sikorsky de Kiev, desarrolló el primer motor piezoeléctrico práctico en 1964. Estos motores eran capaces de traducir la corriente eléctrica en energía mecánica con un rendimiento superior al 90 por ciento.
Esta tecnología fundamental ha tenido una amplia aplicación, desde los sistemas de enfoque de las cámaras hasta las prótesis móviles, pasando por los aceleradores de partículas o las unidades de disco de las computadoras. En cualquier lugar en el que se requiera una acción mecánica fina y giratoria, lo más probable es que se encuentre un motor piezoeléctrico.
Soldadura por arco
En 1803, Vasily Petrov, de Kharkiv (Ucrania), descubrió la posibilidad de utilizar arcos eléctricos para iluminar y soldar materiales. Casi cien años después, Nikolai Benardos, de Mostove (Ucrania), puso en práctica esa teoría y patentó lo que hoy es una necesidad vital para trabajar con el acero.
Otros ucranianos avanzaron posteriormente en este terreno, como el desarrollo de Boris Paton de utilizar la soldadura eléctrica para los tejidos orgánicos blandos. Los cosmonautas Valeri Kubasov y Georgi Shonin llevarían después la soldadura por arco al espacio y probarían diversas técnicas.
Helicópteros
Ucrania tiene una gran historia en el sector aeroespacial, pero el avión más grande del mundo no es la única estrella. El Sikorsky R-4, diseñado por el pionero de la aviación Igor Sikorsky, nacido en Kiev, fue el primer helicóptero de producción a nivel mundial.
También fue el primer helicóptero utilizado por las Fuerzas Aéreas, la Armada y la Guardia Costera de Estados Unidos, así como por las Fuerzas Aéreas y la Armada del Reino Unido.
Los conceptos de helicóptero habían estado dando vueltas desde los días de Da Vinci, y dieron lugar a varios vuelos de prueba limitados. La tecnología evolucionó hacia los autogiros, que eran prototipos de investigación de lo que sería el helicóptero moderno.
No fue hasta el VS-300 de Sikorsky que las patentes desarrolladas en aquella época se convirtieron en una aeronave operativa. El VS-300 acabaría dando lugar al R-4, producido en serie. Antes del R-4, Sikorski ya había desarrollado el primer avión de pasajeros del mundo, el Ilya Muromets.