El coronavirus y la pandemia han sacado lo mejor de los seres humanos, pero también lo peor de algunos otros. Durante estos meses han surgido todo tipo de teorías conspirativas sobre el COVID-19, algunas relacionadas al modo en que surgió, otras al 5G, muchas sobre las vacunas e incluso algunas que situaban a Bill Gates como la mano negra detrás de lo sucedido.
Ahora, un nuevo estudio destaca algunos de los peligros añadidos al creer en este tipo de teorías conspirativas. Según el creador del estudio, el psicólogo social Jan-Willem van Prooijen de la Universidad Libre de Ámsterdam, en Países Bajos, tener este tipo de creencias puede provocar una mayor exposición al virus y, en consecuencia, multiplicar las posibilidades de infectarse.
Para llevar a cabo el estudio, van Prooijen y otros investigadores encuestaron a 5,745 participantes al principio de la pandemia (abril de 2020). A los participantes se le hicieron preguntas para medir su nivel de creencia en las teorías conspirativas sobre el COVID-19. Por ejemplo, si creían que el coronavirus era un arma biológica diseñada por científicos, una conspiración para quitarle los derechos a los ciudadanos o una forma de encubrir una inminente crisis económica mundial.
Más propensos a sufrir rechazo social
Meses después, el mismo grupo fue encuestado nuevamente. En esta ocasión se realizaron preguntas relacionadas con las diferentes pruebas diagnósticas. Por ejemplo, se les preguntó si se habían hecho alguna PCR o test de antígenos, y si esa prueba fue positiva o negativa. También se preguntó si habían violado las regulaciones para la prevención del COVID-19.
Los resultados mostraron que aquellas personas que creían en las teorías de la conspiración se sentían menos amenazadas por el virus en general y que tenían más probabilidades de haber dado positivo si se habían realizado una prueba de COVID-19, en comparación con los participantes que no tenían tales creencias.
El estudio también refleja que aquellos que creen en teorías conspirativas tenían más probabilidades de haber perdido su empleo e ingresos durante la pandemia y son más propensos a sufrir rechazo social debido a sus puntos de vista.