A diario, interactuamos con elementos sólidos, líquidos, gaseosos e incluso plasmáticos, que responden a los cuatro estados de la materia más tradicionales.
Satyendra Bose y Albert Einstein predijeron hace casi un siglo la existencia de un quinto. “Cuando la materia se enfría a temperaturas apenas por encima del cero absoluto, en algunos casos las partículas que la constituyen caen todas al mismo nivel de energía”, explicó el sitio OpenMind.
Tal situación, continuó, vulnera los principios de la física cuántica, pues “las partículas se vuelven indistinguibles unas de otras y pasan a formar un superátomo”.
Valiéndose de potentes láseres y electroimanes, fue recién 70 años más tarde que un grupo de investigadores logró producir un condensado de Bose-Einstein, llamado BEC por su sigla en inglés.
“Desde entonces, se ha comprobado que este estado se caracteriza por presentar superfluidez y superconductividad. Y también porque es capaz de ralentizar la velocidad de la luz, que lo atraviesa hasta velocidades de apenas unos metros por segundo”, agregó el sitio.
En un intento por escudriñar en los misterios de la física, científicos a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI) lograron reproducir por primera vez en el espacio un BEC.
La hazaña fue posible gracias a la utilización de una especie de mininevera llamada Cold Atom Lab (CAL), capaz de enfriar átomos a una temperatura de una diezmilmillonésima de grado por encima del cero absoluto, es decir -273.15 grados centígrados (-459.67 Fahrenheit).
Publicado en Nature y reproducido por medios como Technology Review, el procedimiento consistió en la inyección de átomos de rubidio y potasio en una cámara ultrafría para reducir la velocidad.
Según el autor principal del estudio, David Aveline, “posteriormente, se creó una trampa magnética en la cámara con una bobina electrificada (…) En ese momento, los átomos ‘se confunden entre sí’”.
El también físico del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA explicó que en condiciones de microgravedad es posible lograr un BEC con una vida “más larga”, lo cual “permite a los científicos estudiarlo por más tiempo de lo que podrían hacerlo en la Tierra”.
El fenómeno solo se generó por 1.118 segundos, pero el objetivo extenderlo hasta 10 segundos, postuló Technology Review.
Se espera que los BEC sirvan en el futuro para “detectar señales débiles de algunos de los fenómenos más misteriosos del universo, como las ondas gravitacionales y la energía oscura”.
En la práctica, ejemplificó Aveline, la idea es perfeccionar los sensores de inercia, desde acelerómetros y sismómetros hasta giroscopios.