¿Podría un humano entrar en un agujero negro y estudiarlo? Teóricamente, podría hacerlo, pero jamás sabríamos qué encontró, y las condiciones para que pueda adentrarse en él son, al menos por ahora, improbables, según detallan los físicos del Grinnell College en Iowa, Leo Rodríguez y Sanshan Rodríguez, quienes en un artículo publicado en respuesta a la petición de un menor de 12 años, explican que para entrar en un agujero negro y vivir, habría que hallar uno supermasivo –como el del centro de la Vía Láctea– y en completo aislamiento, es decir, sin las candentes nubes de polvo y gas que suelen rodearlos y que probablemente son los remanentes de estrellas y objetos engullidos por el agujero negro.
Los científicos explican que la clave de la supervivencia está en la distancia entre el centro del agujero negro y el exterior, una zona conocida como “horizonte de sucesos” y de la que, una vez que se entre en ella, es imposible salir.
Pero, dado que los agujeros negros son de distintos tipos (pueden variar en tamaño y carga eléctrica), aquellos que tienen una masa más reducida ejercen un tirón mucho más fuerte que aquellos con una masa superior.
Por ejemplo, en un agujero negro con una masa similar a la nuestro sol, el horizonte de sucesos tendrá un radio de poco menos de 3.2 kilómetros (unas 2 millas).
En cambio, en el caso del agujero negro supermasivo al centro de nuestra galaxia —cuya masa es de unos cuatro millones más que la de nuestro sol—, el horizonte de sucesos tiene un radio de aproximadamente 11.7 millones de kilómetros (unos 7.3 millones de millas).
Estas distancias son importantes porque, según los expertos, el tirón gravitacional que ejerce un agujero negro de menores proporciones es, digamos, más llevadero. Para el ejemplo del agujero negro con una masa similar a la de nuestro sol, los científicos dicen que entrar en su horizonte de sucesos provocaría un afecto que, a decir verdad, se lee simpático, pero que debe ser terrible.
“La persona experimentaría una espaguetificación y lo más probable es que no sobreviva al estiramiento”, señalan
En cambio, en el caso del agujero negro supermasivo como el de la Vía Láctea, la diferencia de atracción gravitacional prácticamente se neutraliza evitando la temible espaguetificación.
“Por lo tanto, la persona atravesaría el horizonte de eventos sin ser afectada, no se estiraría hasta convertirse en un fideo largo y delgado, sobreviviría y flotaría sin dolor más allá del horizonte del agujero negro”, explican.
La travesía, sin embargo, sería un viaje solo de ida. Los científicos recuerdan que, dado que los agujeros negros ejercen la atracción más fuerte conocida en todo el universo, ningún objeto o fenómeno escapa de su fuerza. “Si una persona encontrara un agujero negro supermasivo aislado y adecuado para un estudio científico y decidiera adentrarse, todo lo observado quedaría confinado en el horizonte de sucesos”, rematan los expertos.