En una noticia que no debería sorprender a nadie, un nuevo estudio de la NASA ha confirmado que cuando los motores a reacción utilizan biocombustibles emiten menos emisiones de partículas de escape comparados a su alternativa. Es decir, que los biocombustibles son mejores para el medio ambiente que los combustibles fósiles.
«El uso de biocombustibles para motores de reacción reduce las emisiones de partículas de escape en un 50 a 70 por ciento, una nueva conclusión del estudio que presagia buenas noticias para la economía de las aerolíneas y el medio ambiente del planeta tierra», dice un comunicado de prensa de la NASA esta semana.
El estudio incluyó varios vuelos de prueba en el 2013 y el 2014, en los que los científicos recopilaron datos sobre el rendimiento del motor, las emisiones y las estelas difuminadas de arrastre generadas por aeronaves en altitudes frecuentadas por aviones comerciales. Las estelas difuminadas son esas pinceladas blancas que a menudo se ven en el aire, que quedan como secuela del paso de un jet. Estas son el resultado de la mezcla de las emisiones calientes del motor de los aviones con el aire frío de la altitud en la que se encuentran.
Sin embargo, esas estelas, aunque agradables a la vista, llegan a crear nubes duraderas y a veces extensas que normalmente no se forman en la atmósfera, y que se cree que son un factor que influye en el medio ambiente de nuestro planeta, según la NASA. Y uno de los principales residuos de estas estelas es la emisión de hollín, que a menudo proviene de combustibles fósiles.
Los aviones que participaron en el estudio usaron una mezcla 50-50 de combustible de aviación tradicional y un biocombustible alternativo renovable. «Esta fue la primera vez que hemos cuantificado la cantidad de partículas de hollín emitidas por los motores a reacción mientras se quema una mezcla 50-50 de biocombustible en vuelo», dijo Rich Moore, autor principal del informe para Nature.
Por su parte, el científico de la NASA Bruce Anderson, miembro del proyecto ACCESS del Langley Research Center en Hampton, Virginia, se mostró optimista por los resultados del estudio en el que él y su equipo participaron: «Las observaciones de reducción de partículas que hemos medido durante este estudio deberían traducirse directamente en concentraciones reducidas de hielo en las estelas de vapor, lo que a su vez ayudará a minimizar su impacto en el medio ambiente terrestre».