Fumar, en cualquiera de sus formas, nunca es buena idea para quienes deseen resguardar su salud. Ciertamente, menos lo es cuando existen alrededor de 10.7 millones de personas diagnosticadas con el virus SARS-CoV-2 en el mundo y más de 517,000 ya han muerto, según contabilizaba al cierre de esta nota la Universidad Johns Hopkins.
Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha sido bastante clara. “Fumar daña los pulmones y otras partes del organismo y puede incrementar los riesgos de contraer una forma grave de COVID-19”, alertó a través de sus cuentas en redes sociales.
De hecho, en el apartado sobre las cosas que no deben hacerse, dado que no solo son ineficaces contra el coronavirus, sino que también pueden resultar perjudiciales, está fumar.
A través de un reporte científico publicado a finales de junio de 2020, el organismo enfatizó que el consumo de tabaco está directamente relacionado con un mayor riesgo de enfermedad grave y muerte en caso de infección por el nuevo coronavirus.
El documento se basa en 34 estudios que abordan el vínculo entre el tabaquismo y el COVID-19, que incluyen «la probabilidad de infección, hospitalización y gravedad de la patología, y la muerte», informó la agencia Associated Press.
Dado que hasta el 18 por ciento de los pacientes hospitalizados son fumadores representan, la OMS planteó la posibilidad de una «relación significativa» entre el hábito y el desarrollo del mal.
«Las evidencias disponibles sugieren que fumar está asociado con una mayor gravedad de la enfermedad y la muerte en pacientes hospitalizados por COVID-19”, enfatizó.
Efectos más graves
“Cuando los pulmones de alguien están expuestos a la gripe u otras infecciones, los efectos adversos son mucho más graves entre fumadores que entre las personas que no fuman ni vapean», advirtió a principios de abril el Centro de Investigación y Educación para el Control del Tabaquismo de la Universidad de California en San Francisco (UCSF).
Su director, el médico Stanton A. Glantz, enfatizó al medio especializado en chequeo de datos Maldita Ciencia que «la gente que fuma o vapea generalmente es más susceptible a presentar infecciones y menos capaz de acabar con ellas».
La misma fuente citó un estudio publicado en el Chinese Medical Journal, que indicó que “las posibilidades de la progresión de la enfermedad (incluida la muerte) eran 14 veces mayores entre la gente fumadora en comparación con los no fumadores”.
La conclusión provino de la observación de pacientes con neumonía asociada al nuevo coronavirus que habían estado en el hospital durante dos semanas, detalló.
Casos de cuidado
“Una gran cantidad de evidencia sugiere que fumar suprime la función inmune en los pulmones y desencadena la inflamación. Ha habido muchas menos investigaciones sobre el vapeo, pero la investigación preliminar sugiere que puede causar un daño similar. Y tanto los fumadores de larga data como los usuarios de cigarrillos electrónicos tienen un mayor riesgo de desarrollar afecciones pulmonares crónicas, que se han asociado con casos más graves de COVID-19”, planteó otro artículo de Scientific American.
“Todas estas cosas me hacen creer que vamos a tener casos más graves, especialmente en personas que son fumadores o vapers», manifestó Melodi Pirzada, la jefa de Neumología Pediátrica del Hospital Winthrop de NYU en Long Island.
“Definitivamente, es de sentido común pensar que si tienes antecedentes de fumar o vapear, todo cambia en las vías respiratorias, que es el mecanismo de defensa de tus pulmones», aseveró la especialista.
En el mismo sentido se ha manifestado el Departamento de Salud Pública de California. Basándose en tres estudios, señaló que fumar duplica el riesgo de desarrollar infecciones respiratorias y sufrir de COVID-19, además de que vapear también puede dañar la salud de los pulmones.
“Más allá de la lucha contra COVID-19, existen otros beneficios inmediatos para la salud de dejar de fumar. Según la OMS, la frecuencia cardíaca y la presión arterial disminuyen en 20 minutos; dentro de las 12 horas, el nivel de monóxido de carbono en la sangre cae a la normalidad, y dentro de entre dos y 12 semanas mejora la circulación y aumenta la función pulmonar”, aportó Trinity Health.
Datos concluyentes
Basándose en un nuevo metanálisis de estudios que incluyó a 11,590 pacientes, la misma UCSF alertó a mediados de mayo de 2020 que fumar «empeora significativamente» el desarrollo del COVID-19.
«Entre las personas con el virus, los investigadores encontraron que el riesgo de progresión de la enfermedad en aquellos que actualmente fuman o fumaron anteriormente era casi el doble que el de los no fumadores. También hallaron que cuando la enfermedad empeora, los fumadores actuales o anteriores tenían condiciones más agudas o críticas o la muerte. En general, fumar se asoció con casi el doble del riesgo de progresión de la enfermedad», expuso en un comunicado de prensa.
Publicado en Nicotine & Tobacco Research, el hallazgo sugiere que las efectivas medidas contra el tabaquismo impuestas por el estado de California «pueden, junto con otras intervenciones fuertes en salud pública, contribuir a los esfuerzos para frustrar el efecto del COVID-19», explicó el director del Centro de Investigación y Educación para el Control del Tabaco de la UCSF, Stanton A. Glantz.
El tabaquismo y el uso de cigarrillos electrónicos aumentan el riesgo y la gravedad de las infecciones pulmonares debido a los daños que provocan en las vías respiratorias superiores y la disminución de la función inmune pulmonar en general, agregó la casa de estudios.
Aunque estos efectos aún no se han estudiado para el SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, sí se ha comprobado que los fumadores tienen un mayor riesgo conocido de infección y mortalidad por el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), una enfermedad respiratoria causada por otro patógeno de la familia de los coronavirus.
En total, la UCSF revisó 19 artículos científicos revisados por pares publicados en PubMed provenientes de China, Corea y Estados Unidos. Del universo de 11,590 pacientes, 2.133 (18 por ciento) experimentaron progresión de la enfermedad y 731 (6,3 por ciento) tenían antecedentes de tabaquismo. Entre los fumadores, 218 pacientes (29.8 por ciento) experimentaron progresión de la enfermedad, en comparación con el 17.6 por ciento de los pacientes no fumadores, detalló la institución.
*Nota actualizada el 2 de julio de 2020 con conclusiones de la OMS