Iba para “Bread & Breakfast”, pero no tardó mucho en convertirse en uno de los negocios más boyantes de Silicon Valley. Como buena parte de algunos proyectos de estas características, la historia de Airbnb es casi el relato de un accidente que convirtió en millonarios a sus creadores. El 27 de septiembre de 2007, cuando Joe Gebbia escribió un breve email a su compañero de piso, Brian Chesky:
“Brian, he pensado en una forma de sacar unos dólares: convirtiendo nuestro apartamento en algo similar a un ‘bed & breakfast para diseñadores’, ofreciendo a los jóvenes diseñadores que vengan al congreso un sitio en el que puedan descansar; con wifi, una cama, un pequeño despacho ¡y hasta desayuno! Ja”.
A Gebbia seguro que le pareció una buena idea, pero la parte del desayuno le sonaría demasiado atrevida, así que lo acompañó de un significativo “ja”, que como luego descubriríamos, no podía ser más equivocado: se trataba de los mimbres de un negocio millonario. Casi como una broma, casi como un capricho y sin planes de negocio: había nacido Airbnb o, como ellos lo bautizaron inicialmente, AirBed & Breakfast.
«Sacar unos dólares»
Ese correo electrónico no cayó en el olvido y ambos amigos lo pusieron a andar el 11 de agosto de 2008 activando la página web Airbedandbreakfast.com y ese mismo verano comenzaron a llegar los primeros clientes a su apartamento. Como puedes ver, hasta el momento la idea seguía persiguiendo el poco ambicioso objetivo de sacar unos pocos dólares al calor de los problemas de alojamiento que padece el área de San Francisco.
Todavía sin un modelo de negocio claro y dando servicio a los primeros huéspedes, Paul Graham, el que sería tercer inversor del proyecto, se arrimó al equipo interesado por el proyecto y les invitó a un programa de formación al amparo de Y Combinator, una firma de capital de riesgo de la que salieron con $20,000 dólares y una participación en la sociedad para Graham.
Un indio, una mujer de Boston y un padre de Utah
Tras hacer público el servicio a través del primer “punto com” registrado, transcurrieron apenas seis días antes de que llegaran los primeros clientes que estos emprendedores recuerdan con cariño. Se trataba de un indio de 30 años, una mujer de 35 de Boston y un padre de Utah que compartieron apartamento con el equipo pagando $80 dólares cada uno. Ambos fundadores recuerdan que al despedirse de sus primeros clientes fueron realmente conscientes de la oportunidad de hacer algo realmente grande.
En lo que estaban de acuerdo tanto Chesky como Gebbia era en crear algo, pero un negocio que no quedara en el olvido ni que les pusiera en riesgo económico, y la idea de crear un servicio de alquiler sin riesgos parecía simplemente perfecta. Así que se dispusieron a algo que no era nada fácil por aquel entonces: convencer a los propietarios a publicar sus alojamientos en el servicio. Ahora esto último nos suena a chiste, pero hay que comprender que por aquel entonces no había nada similar y sí mucha suspicacia.
El «empujón» de Obama
Ambos emprendedores se dedicaron a recorrer el país invitando a los propietarios a publicar sus alojamientos en el servicio hasta lograr contar con cerca de 800 alojamientos publicados en el incipiente negocio. Sin embargo, Airbnb seguía siendo un proyecto que no daba dinero así que estos emprendedores se fijaron en una circunstancia que, a la postre, resultaría esencial: un mitin de Barack Obama.
Así es, el que fuera presidente de Estados Unidos participaría en la convención anual del Partido Demócrata y se esperaba una asistencia de más de 80,000 personas, una oportunidad de oro que no podían dejar escapar. Y no lo hicieron. El equipo compró una cantidad ingente de pequeños paquetes de cereales y diseñó cajas con imágenes de tanto Obama como el difundo McCain, y lo que parecía una simple acción de marketing de guerrilla, resultó en sí misma en un negocio: facturaron 800 cajas sumando un monto de $30,000 dólares.
Ese fue el comienzo de un flujo de dinero que no ha parado hasta nuestros días, pero te sorprenderá saber que Airbnb al principio no generaba ingresos por el alquiler de habitaciones, sino que eso llegaría más tarde y fue lo que provocó el despunte del negocio. Y ese nuevo modelo de negocio llegaría a comienzos de 2009, año en el que a partir de abril, estos emprendedores ya podían vivir holgadamente de lo generado por el proyecto.
A partir de ese punto, Airbnb ha sido un negocio que no ha parado de crecer contando con un flujo incesante de inversores que ven claro el futuro de la compañía y. de ser tres empleados fundadores, hoy la firma da empleo directo a más de 500 trabajadores. De una pequeña habitación, la firma ahora ocupa un gran edificio en el que no es raro ver a sus trabajadores recorrer los pasillos en patines. Y todo a partir de un email…