Hubo una época en la que Yahoo lo era prácticamente todo.
Su presentación, sus noticias, buscador, su correo electrónico (con permiso de Hotmail)… A finales de los noventa, e incluso a comienzos del nuevo milenio, Yahoo prácticamente gobernaba esa nueva dimensión que poco a poco se iba masificando y que vendría a cambiarlo todo, absolutamente todo, tal y como lo conocíamos: Internet.
En el año 2000, Yahoo tenía un valor como empresa de $225,000 millones de dólares. Hoy, la misma vale “apenas” unos $34,000 millones. El concepto aquí se llama: “decadencia en toda regla”.
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Hace pocos días, Yahoo presentó los estados financieros de este primer trimeste, y como era de suponer, nadie corrió a descorchar botellas de champán. Las pérdidas son enormes, y todas las ventas que Yahoo ha realizados estos últimos meses, se han desplomado.
Y nadie puede decir que no lo hayan intentado. Desde que apareciera en escena Marissa Mayer, su actual Directora Ejecutiva, Yahoo se ha esmerado por posicionarse en áreas de crecimiento tecnológico, como el móvil y el vídeo, comprando para ello empresas de prometedoras proyecciones, y contratando también ejecutivos y creativos sin escatimar en sueldos.
Pero el Gran Negocio de la red, la Publicidad, hace sucumbir a Yahoo frente a los gigantes y amos de este universo: Google y Facebook.
Nadie en Yahoo niega que, visto lo visto, la mejor salida sería la venta de la empresa lo más pronto posible. Pero como una maldición, o curiosa especie de tragedia griega —aquellas que azotaban sin piedad a los que habían vivido en la gloria— actualmente es el peor momento para vender, porque su valor a caído a mínimos casi escandalosos en términos financieros.
Quizá en virtud de esto último, la gerencia de la empresa considera que casi sería mejor no vender —de momento—, y mantener las políticas administrativas, y… y… Ver lo que pasa. Mantener el rumbo. Tener Paciencia. Y fe. Mucha fe.
Y es que según Mayer, Yahoo estaría “recién ahora” comenzando a explotar sus potenciales. La ejecutiva sostiene que la publicidad en Internet pronto perderá terreno frente a sectores como la tecnología móvil, streaming y publicidad local. Si aquello sucediera, pues claro: Yahoo quizá estaría en muy buen pie para iniciar su “renacimiento”. El problema es que no se sabe cuándo aquello podría suceder. Y como se ha dicho: cada día que pasa, la empresa pierde más valor…
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En relación a esto último, se debe recordar que Yahoo posee participaciones en Alibaba y Yahoo Japan. Y esas participaciones constituyen prácticamente todo el valor que tiene Yahoo en sí. Dicho de otra manera: sin las participaciones de Alibaba y de Yahoo Japan, Yahoo no vale prácticamente nada en el cruel mercado accionario.
Los optimistas irreductibles (entre los que se contaría la mismísima Mayer) dicen que lo mejor sería desprenderse de sus activos asiáticos y seguir solos, esperando a que “algo” cambie. Vale, pero… ¿qué? Pues no se sabe. Al menos, no con precisión. Sólo esperar a que las cosas “cambien”.
Lo complicado es que si tú usas un argumento como el del párrafo anterior en alguna reunión de accionistas, lo más probable es que te lancen lápices, cuadernos, hasta sillas a la cabeza. Por ello, lo más probable (y lógico) es que Yahoo finalmente se venda. ¿A quién? Pues se han recibido ofertas, aunque han sido muy cautos en no dar nombres. Todas las apuestas señalan a Verizon, dueña en la actualidad de AOL. Quizá sea la solución más sensata, ya que una revuelta de accionistas con Starboard Value a la cabeza sería ya demasiada sangre.