El mundo de la electricidad es fascinante y complejo, con una diversidad de estándares que determinan el voltaje de suministro utilizado en diferentes países. Mientras que, en la mayoría de los países de América, como Estados Unidos, se opera con una corriente eléctrica que oscila entre 110V y 120V, en otros lugares como España y Chile, el voltaje varía entre 220V y 240V. Pero, ¿por qué existe esta variación? En este artículo, exploraremos las razones detrás de esta diferencia y cómo ha influido en la forma en que utilizamos la electricidad en todo el mundo.
Entendiendo el voltaje y sus implicaciones prácticas
El mundo de la electricidad está lleno de conceptos que pueden parecer complicados a simple vista. Uno de ellos es el voltaje, representado por la “v” que acompaña a los números y que determina la presión con la que la electricidad fluye a través de un circuito.
Para entender mejor el voltaje, Morris Lockwood, gerente técnico de Edif ERA, una consultora de ingeniería con sede en el Reino Unido, lo compara con el flujo de agua en una manguera. El voltaje sería la presión del agua, mientras que la corriente eléctrica, medida en amperios, sería la cantidad de agua que fluye por la manguera. Ambos son esenciales para la transmisión de energía.
Ahora bien, ¿qué tiene que ver esto con los diferentes voltajes utilizados en diferentes países? Aquí es donde entran en juego los sistemas de suministro eléctrico de 110V y 220V. La diferencia de voltajes también afecta la manera en que utilizamos dispositivos eléctricos comunes, como las ampolletas o bombillas.
Tomemos, por ejemplo, la iluminación doméstica. Las ampolletas comúnmente vienen etiquetadas con vatios, pero esto no indica la luminosidad, sino la cantidad de energía que consumen. En un país con voltaje de 110V, una ampolleta de 60 vatios requerirá aproximadamente 0.54 amperios de corriente. En cambio, en un país con voltaje de 220V, la misma ampolleta solo necesitará alrededor de 0.27 amperios.
¿Cuál es la diferencia en términos prácticos? En realidad, no hay mucha diferencia en la cantidad de electricidad consumida. Lo que realmente importa es la potencia, medida en vatios por hora, que determina el costo en la factura eléctrica.
El voltaje más alto tiene una ventaja: permite utilizar cables más delgados y económicos. Miguel Lara, ingeniero eléctrico, señala que en una casa se pueden necesitar cientos de miles de metros de cables, y utilizar un voltaje de 220V significa una instalación más sencilla y económica. En cambio, para el voltaje de 110v se necesitan cables más gruesos, lo que es costoso.
Pero no todo es color de rosa con el voltaje de 220V. A medida que aumenta la presión, también aumenta el riesgo de accidentes. Lara advierte sobre las tensiones peligrosas, especialmente aquellas por encima de los 240 voltios.
El legado de Edison y Tesla en la elección del voltaje eléctrico
La elección del voltaje no solo es una cuestión práctica, sino también histórica. Se remonta a la llamada “guerra de las corrientes” entre Thomas Edison y Nikola Tesla a fines del siglo XIX.
Edison promovía la corriente continua (CC) de 100V, mientras que Tesla abogaba por la corriente alterna (CA), que podía transportarse a grandes distancias y se podía ajustar fácilmente a diferentes voltajes, reduciendo significativamente los costos.
Como defensor de la corriente continua, Edison argumentaba que la corriente alterna era peligrosa, y para respaldar su afirmación, organizó demostraciones en las que electrocutó animales usando una silla eléctrica alimentada por CA.
Sin embargo, Tesla decidió enfrentar directamente el desafío. En la Feria Mundial de Chicago, se sometió voluntariamente a una descarga de millones de voltios de corriente alterna, saliendo ileso de la experiencia. Al parecer, este acto audaz fue facilitado por el uso de una alta frecuencia y el hecho de llevar puestos zapatos hechos de goma. De cualquier manera, esta acción demostró la seguridad y eficacia de la corriente alterna y, junto con sus menores costos, consolidó su posición como el estándar preferido en la transmisión de energía eléctrica.
Estados Unidos, influenciado por Edison, adoptó el voltaje de 110V, mientras que gran parte del mundo optó por el estándar de 220V. Esta diferencia en la elección del voltaje se ha convertido en un aspecto distintivo de los sistemas eléctricos en diferentes regiones del mundo.
Además, la popularidad de las ampolletas de Edison en Estados Unidos durante el siglo XIX llevó a una adaptación de la corriente alterna (CA) para que coincidiera con el voltaje requerido por estos dispositivos, inicialmente de 100 y luego ajustado a 110 voltios. Esta adaptación permitió que la corriente alterna se integrara en el mercado estadounidense, coexistiendo con el sistema de corriente continua promovido por Edison.
Con el tiempo, esta dualidad en los sistemas eléctricos se extendió globalmente, dando lugar a los dos estándares dominantes en el mundo: 110/120 voltios y 220/240 voltios. Este fenómeno histórico marcó el desarrollo y la evolución de las infraestructuras eléctricas en todo el mundo, con cada sistema adaptándose a las necesidades y tecnologías predominantes en su región respectiva.
El voltaje eléctrico: un legado histórico y cultural
El voltaje eléctrico no solo es una cuestión técnica, sino también histórica y cultural. La elección entre 110V y 220V ha sido influenciada por una variedad de factores, desde las preferencias de los pioneros de la electricidad, como Edison y Tesla, hasta las necesidades prácticas de cada región del mundo. Esta diversidad de estándares eléctricos ha dado forma a la manera en que utilizamos la electricidad en nuestras vidas diarias y ha contribuido al desarrollo de infraestructuras eléctricas globales diversas y adaptables.