Vamos a poner una cosa en claro: la industria tecnológica tiene un problema de diversidad e inclusión. No estamos descubriendo nada, ni diciendo algo que no supiéramos antes.
Pero Google no se ha quedado de brazos cruzados frente a esta realidad. La empresa aprovechó CES 2020 para comentarnos en exclusiva sus planes para conocer los avances que están haciendo en el área de inclusión. Platicamos con Annie Jean Baptiste, la jefa de Inclusión de Producto, una mujer afroamericana de descendencia haitiana. Además nos comentó con singular alegría que es zurda.
Google ha juntado más de 2,000 empleados de la compañía para ser participantes en un grupo llamado “Campeones de Inclusión”. Este grupo de individuos con diversas nacionalidades, género e idiomas, ayudan a los lideres de productos a tomar en cuenta las necesidades de los grupos que representan. El objetivo es poder satisfacer las necesidades de todos, sin importar su género, raza, condición o nivel socioeconómico.
“No importa de dónde vienes o cómo luces, estamos creando para millones de usuarios. Estamos construyendo para todos. No soy afroamericana el lunes, mujer el martes y zurda el miércoles, soy todas esas cosas al mismo tiempo, todo se reduce a tener empatía con gente que no luce igual a los desarrolladores de producto”, agrega.
Más detalles de este grupo especial serán revelados mañana, en una publicación que hará la ejecutiva en el blog oficial de la firma californiana, en la que mencionará el impacto que el equipo tiene en los nuevos productos de la compañía.
El grupo también busca reflejar el propósito de que, desde el principio, quede eliminado el sesgo de género y que se considere construir productos asequibles, como la serie de celulares Pixel 3a, para cerrar la brecha digital. Asimismo, deja de manifiesto el esfuerzo por crear relaciones sólidas con negocios locales y empresas subrepresentadas.
“¿Hemos hablado lo suficiente con usuarios internacionales? ¿Hemos hablado con usuarios de mayor edad? ¿Hemos hablado con alguien con discapacidad visual?”, cuestiona Baptiste.
El origen del grupo de Google comenzó con un simple correo electrónico de Peter Sherman, un ingeniero de calidad visual, quien notó, mientras trabajaba en la cámara de los celulares Pixel, que la imagen resultante no necesariamente representaba el tono de piel de todos con precisión.
Baptiste indica que no es que la tecnología por sí misma sea racista, más bien necesita pasar por diversas pruebas para asegurar que sea más representativa. En otras palabras, es un trabajo intenso de ingeniería.
Reconoce que no se puede detener el lanzamiento de un producto que sale mal, sin embargo, “hemos visto a los equipos hacer una pausa, renovar y volver a trabajar para reparar las cosas, antes de tener una presentación”.
Tampoco se puede dejar de lado el último informe de diversidad de Google, publicado en 2019, el cual muestra datos del periodo conformado entre 2014 y 2018. Básicamente, el documento dice que la firma está conformada por un 67 por ciento de hombres y un 33 por ciento de mujeres, mientras que solo el 7 por ciento de su personal es latino y el 5 por ciento afroamericano.
Baptiste enfatiza que si no se están considerando iniciativas de inclusión, será difícil garantizar que la tecnología logre ser diversa.