Las consecuencias de la actividad volcánica en Venus trajo efectos devastadores en el clima del planeta, ya que un estudio de la NASA determinó que la erupción de cantidades masivas de material, puede haber ayudado a transformar a Venus, de un planeta templado y húmedo, al invernadero ácido que es hoy.
El documento también analiza los “grandes terrenos ígneos” en la historia de la Tierra que causaron varias extinciones masivas en nuestro propio planeta hace millones de años.
“Al comprender el registro de grandes extensiones ígneas en la Tierra y Venus, podemos determinar si estos eventos pueden haber causado la condición actual de Venus”, dijo el Dr. Michael J. Way, del Goddard Institute for Space Studies de la NASA en New York. Way es el autor principal del artículo, publicado el 22 de abril en Planetary Science Journal.
Las grandes extensiones ígneas son producto de períodos de vulcanismo a gran escala que duran decenas de miles o incluso cientos de miles de años. Pueden depositar más de 400.000 kilómetros cúbicos de roca volcánica en la superficie.
Venus hoy cuenta con temperaturas superficiales de alrededor de 470 C de media, y una atmósfera que supone 90 veces la presión superficial que la de la Tierra. Según el estudio, estas efusiones volcánicas masivas pudieron iniciar estas condiciones en algún momento de la historia antigua de Venus. En particular, la ocurrencia de varias erupciones de este tipo en un corto período de tiempo geológico (dentro de un millón de años) podría haber provocado un efecto invernadero descontrolado que inició la transición del planeta de húmedo y templado a cálido y seco.