Un estudio de la Universidad de Maryland y el Instituto de Geofísica de Zúrich identificó 37 estructuras volcánicas recientemente activas en Venus.
Estos resultados demostrarían que se trata de un planeta geológicamente activo, como señala The Guardian citando el trabajo publicado en Nature Geoscience.
Durante mucho tiempo, los científicos pensaron lo contrario, principalmente, porque ese planeta carecía de un sistema de placas tectónicas. Pensaban que permanecía en ese estado desde hace 500 millones de años.
“Nuestro trabajo demuestra que gran parte del calor interior aún puede alcanzar la superficie de ese planeta. Claramente, Venus no está geológicamente muerto o inactivo como se pensaba”, señaló Anna Gülcher, científica experta en planetas del Instituto de Geofísica de Zúrich y autora principal de estudio.
La investigación se centró en unas estructuras con apariencia de anillo llamadas coronas. Estas las forman las corrientes de roca caliente que emanan desde las profundidades de Venus.
Este hecho proporcionó a los científicos evidencia plausible que confirma la actividad tectónica y magmática reciente en la superficie del planeta.
Los investigadores determinaron qué características geológicas existían en una corona recientemente activa.
Luego utilizaron imágenes de Venus tomadas por la nave espacial Magellan de la NASA en la década de 1990 para encontrar coronas que se ajustaran a esas características.
De 133 coronas examinadas, 37 parecen haber estado activas en los últimos dos a tres millones de años, “un parpadeo en el tiempo geológico”.
“En mi opinión, muchas de estas estructuras siguen activas hoy”, confirmó Laurent Montesi, geofísico de la Universidad de Maryland y coautor del estudio.
La mayoría de las coronas activas están ubicadas dentro de un anillo gigante en el hemisferio sur del planeta. Incluida la corona Artemis que tiene un diámetro de 1,300 millas (2,100 km).
Venus, el vecino planetario más cercano y ligeramente más pequeño de la Tierra, está cubierto por nubes de ácido sulfúrico y tiene temperaturas superficiales lo suficientemente altas como para derretir el plomo.