De la ilusión a la mayor tragedia de la historia aeroespacial en cuestión de segundos. El 28 de enero de 1986 el
transbordador Challenger explotó solo 73 segundos después de haber despegado desde
Cabo Cañaveral, lo que provocó la muerte de sus siete tripulantes.
El Challenger se aprestaba a cumplir su décima misión con el objetivo de poner en órbita dos
satélites. Entre sus siete integrantes se encontraba la profesora
Christa McAuliffe, quien iba a transformarse en la primera civil en llegar al espacio, de ahí que su despegue haya sido seguido por televisión.
La cadena estadounidense CNN fue una de las que transmitió en vivo y en directo el despegue del Challenger, interrumpiendo su transmisión habitual para conectarse segundos antes del despegue de la nave.
“La misión 25 está en marcha, después de las postergaciones de la NASA esta mañana”, alcanzó a señalar el presentador Tom Mintier, uno de los rostros emblemáticos de CNN, antes de quedar en completo silencio.
1986: CNN's coverage of the Challenger explosion
El video mezcla imágenes de la transmisión en vivo con registros inéditos, mostrando los rostros desencajados de periodistas y productores de CNN, que no logran entender exactamente lo que había ocurrido.
Más adelante, Mintier explica al aire que “lo acaban de ver aproximadamente 45 segundos después del despegue es una gran bola de fuego en el cielo”, tras lo cual CNN inició la transmisión como noticia de último minuto.
Qué provocó la falla
Según las investigaciones posteriores, la explosión se produjo debido a un fallo en una junta tórica del cohete impulsor derecho. Aunque la anomalía había sido detectada por los ingenieros, la NASA desoyó las advertencias.
También contribuyó el hecho de que el combustible estaba enriquecido con viruta de aluminio para darle mayor poder de empuje.
El transbordador cruzó por una corriente de viento que provocó la apertura de las juntas, lo que provocó que una columna de fuego escapara y quemara el tanque de combustible externo.
El transbordador se convirtió en una gigantesca bola de fuego que lo desintegró casi por completo. La cabina de los tripulantes, la única parte que había resistido a la explosión, impactó tres minutos más tarde contra el océano.