Imágenes con una resolución “sin precedentes” del Sol envió la sonda Solar Orbiter, que operan en conjunto las agencias espaciales de Europa (ESA) y Estados Unidos (NASA).
Captados a 46.6 millones de millas (75 millones de km) de la estrella, uno de los registros es el de “mayor resolución” que se haya tomado del disco y la atmósfera exterior. La captura del instrumento Extreme Ultraviolet Imager (EUI) se realizó en un punto equidistante de la Tierra.
La segunda fue obra del instrumento Spectral Imaging of the Coronal Environment (SPICE) y representa la primera en 50 años y la mejor imagen completa del Sol. Además, fue tomada en la longitud de onda Lyman-beta de la luz ultravioleta, que emite el hidrógeno.
“El telescopio del EUI toma imágenes de tan alta resolución espacial que, a esa distancia tan cercana, se necesita un mosaico de 25 tomas individuales para cubrir todo el Sol”, explicó la ESA. Por tal motivo, el registro completo tardó más de cuatro horas, ya que cada mosaico demoró unos 10 minutos.
La imagen final, detalló la agencia europea, contiene más de 83 millones de pixeles en una cuadrícula de 9,148 x 9,112. Es decir, ostenta una resolución 10 veces mejor que la que puede mostrar la pantalla de un televisor 4K.
La EUI toma imágenes del Sol en una longitud de onda de 17 nanómetros, en la región ultravioleta extrema del espectro electromagnético. Gracias a ello, añadió el organismo, se revelan la atmósfera superior y la corona, que tienen temperaturas cercanas a 1.8 millones de grados Fahrenheit (o un millón de Celsius).
El instrumento SPICE, por su parte, fue diseñado para rastrear las capas de la atmósfera solar desde la corona hasta una capa conocida como cromosfera, acercándose a la superficie. Trabaja observando las diferentes longitudes de onda de la luz ultravioleta extrema.
En la última secuencia de imágenes enviada por la Solar Orbiter, el color púrpura corresponde al hidrógeno gaseoso a una temperatura de 18,000 °F (10,000 °C), el azul al carbono a 57,000 °F (32,000 °C), el verde al oxígeno a 576,000 °F (320,000 °C) y el amarillo al neón a 1.1 millón °F (630,000 °C).
“Esto permitirá a los físicos solares rastrear las erupciones extraordinariamente potentes que tienen lugar en la corona a través de las capas atmosféricas inferiores. También les permitirá estudiar una de las observaciones más desconcertantes sobre el Sol: cómo aumenta la temperatura a través de las capas atmosféricas ascendentes”, fundamentó la ESA.