El cometa interestelar 3I/ATLAS alcanzó su punto más cercano al Sol, el perihelio, el 29 de octubre de 2025, ofreciendo una oportunidad única para estudiar un viajero cósmico proveniente de otro sistema solar. Aunque no fue visible desde la Tierra en este periodo, varios observatorios espaciales como STEREO-A, SOHO y GOES-19 lograron seguir su evolución mediante cámaras coronográficas y heliosféricas. Durante su aproximación, el cometa experimentó un aumento de brillo muy rápido, mucho más pronunciado que el de los cometas habituales del Cinturón de Kuiper o la nube de Oort, con una tasa de brillo que siguió una escala de r−7.5±1.0r−7.5±1.0 en función de la distancia heliocéntrica, donde rr es la distancia al Sol.
Los hallazgos de los observatorios espaciales STEREO-A y SOHO de la NASA y la Agencia Espacial Europea, así como el satélite GOES-19 de la NASA, podrían ayudar a iluminar nuevos detalles sobre este objeto interestelar, solo el tercero de su tipo jamás visto. Las observaciones se detallan en un nuevo estudio realizado por los científicos Qicheng Zhang del Observatorio Lowell y Karl Battams del Laboratorio de Investigación Naval de EE. UU., y se publicaron en el servidor de preimpresión arXiv el miércoles.

Además, las observaciones mostraron que el cometa era notablemente más azul que el Sol, lo que indica que la emisión visible se debe en gran parte a gases como C2 y NH2, más que al polvo típico que suele dar un color rojizo a los cometas. Con una coma extendida de aproximadamente 4 minutos de arco de diámetro, 3I/ATLAS no mostró una cola de polvo claramente visible en las imágenes apiladas, sugiriendo la predominancia de emisiones gaseosas.
Durante el perihelio, 3I/ATLAS alcanzó un brillo significativo que, de estar en el campo visual terrestre, podría observarse con telescopios domésticos.
Otros estudios revelaron que la rápida intensificación del brillo podría estar relacionada con una composición inusual del núcleo, destacando una proporción alta de dióxido de carbono en comparación con el agua, probablemente adquirida durante su viaje interestelar o en su sistema estelar de origen. Esta característica, junto con la activación tardía del agua y la dominancia inicial del CO2, podría explicar la diferencia en el comportamiento frente a otros cometas.
Después del perihelio, se espera que el cometa vuelva a ser visible desde la Tierra brevemente en noviembre y diciembre, antes de perderse en el espacio interestelar. Misiones espaciales en curso podrían observarlo nuevamente, proporcionando más datos sobre su composición y comportamiento, que seguirán desvelando misterios sobre estos visitantes cósmicos raros y sobre la formación y evolución de sistemas estelares distintos al nuestro.