Desde pequeños, solemos creer que el punto neurálgico de nuestro Sistema Solar queda justamente en ese punto interior del Sol que se encuentra en su núcleo. Sin embargo, estudios astronómicos recientes demuestran que esta concepción está bien alejada de la realidad.
Para lograr nuevas mediciones, astrónomos congregados en el Observatorio Nanohertz de Ondas Gravitacionales de América del Norte (NANOGrav), han comenzado a localizar pulsares para buscar ondas gravitacionales de baja frecuencia.
Como estableció ScienceAlert, «estas estrellas muertas pueden girar extremadamente rápido, en escalas de tiempo de milisegundos, disparando rayos de radiación electromagnética desde sus polos. Si están orientados a la perfección, estos rayos parpadean más allá de la Tierra como un faro cósmico muy rápido, creando una señal pulsada que es extremadamente regular».
Por tanto, los pulsares podrían ser las guías perfectas para lograr hacer estas mediciones. ¿Pero cómo se determina entonces el centro del Sistema Solar?
«Usando los pulsares que observamos en la galaxia de la Vía Láctea, estamos tratando de ser como una araña sentada en la quietud en medio de su red», explicó el astrónomo y físico Stephen Taylor, de la Universidad de Vanderbilt y la Colaboración NANOGrav.
Este grupo de expertos utilizó un software llamado BayesEphem, que está diseñado para modelar y corregir esas incertidumbres en las órbitas del Sistema Solar más relevantes para las búsquedas de ondas gravitacionales que utilizan pulsares.
De esta forma, se puede determinar que el centro del Sistema Solar no es el Sol, sino que algún lugar más cerca de su superficie, justo fuera de él.
«Nuestra observación precisa de los pulsares dispersos por la galaxia nos ha localizado en el cosmos mejor que nunca. Al encontrar ondas gravitacionales de esta manera, además de otros experimentos, obtenemos una visión más holística de todos los diferentes tipos de agujeros negros en el universo», dijo Taylor.