Bombardear un asteroide que se acerca a la Tierra de manera repentina para evitar que la destruya es algo que durante mucho tiempo ha pasado por la mente de expertos, cineastas y aficionados de la ciencia y el espacio en general.
Sin embargo, el tema había quedado solo como una idea para una película de ciencia ficción, ya que de acuerdo con los astrónomos esa medida no funcionaría.
Investigaciones anteriores sugerían que, para que esa opción funcionara, el misil tendría que dirigirse al asteroide entrante y romperlo con décadas de anticipación, sino los fragmentos restantes seguirían su trayectoria hacia la Tierra e impactarla, aunque claramente el efecto sería menor o al menos distribuido, ya que el asteroide llegaría dividido en partes infinitas.
Esto fue confirmado por el Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra, con sede en el Laboratorio de Propulsión de la NASA, el cual ejecuta una simulación del impacto de un asteroide una vez cada dos años. En la más reciente, realizada a comienzos de este año, el asteroide ficticio llamado 2021 PDC fue detectado seis meses antes de que llegara a la Tierra.
En ese momento se consideró que el tiempo era insuficiente para implementar una estrategia de mitigación, por lo cual los investigadores se centraron en cómo responder a la catástrofe por el impacto.
Entonces, no había mucho que hacer ante un asteroide repentino, aunque se mencionaron algunas opciones en caso de detectar los cuerpos meses o décadas antes.
Una de ellas era usar la influencia gravitacional de una nave espacial voluminosa para empujar suavemente un asteroide de su trayectoria con destino a la Tierra, mientras que otra era utilizar impactadores cinéticos para cambiar la trayectoria de un cuerpo y desviarlo del planeta.
Finalmente, los investigadores mencionaron la opción de usar un dispositivo nuclear para romper al asteroide en mil pedazos (como se ha visto en películas), lo que se conoce científicamente como “disrupción”.
Se decía que esto podría funcionar solo si se realizaba con décadas de anticipación, ya que con el paso de los años los fragmentos resultares posiblemente seguirían sus viajes orbitales y no llegarían a la Tierra.
Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista Acta Astronautica afirma que la idea de destruir un asteroide mientras se dirige a nuestro planeta sí funcionaría, incluso si solo hay unos pocos meses de anticipación. Al menos eso es lo que revelan unas simulaciones por computadora.
Como hemos visto, que una bomba nuclear u otro dispositivo pueda usarse para destruir un asteroide no es algo nuevo. Así que la interrogante que respondieron los investigadores en el nuevo estudio fue: ¿qué pasa con el destino de los fragmentos resultantes?.
Para llegar a ello, el grupo de científicos, dirigidos por el físico Patrick King del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, realizaron simulaciones para estudiar las tendencias orbitales de los fragmentos que resultan de un asteroide nuclear, las cuales fueron posibles gracias a un software llamado Spheral.
El colega de King, Michael Owens, desarrolló el software en cuestión, y allí modelaron los efectos persistentes de una interrupción nuclear en el asteroide ficticio. El programa siguió la trayectoria de los fragmentos desde el momento de la detonación y continuó rastreándolos cuando orbitaban el Sol, incluso consideró los efectos gravitacionales de otros cuerpos planetarios.
La simulación del software mostró los efectos de una bomba de un megatón que se encendió cerca de la superficie de un asteroide de 100 metros de largo.
Los investigadores ejecutaron la simulación varias veces, con asteroides que viajaban a lo largo de cinco órbitas distintas, y en todas las pruebas realizadas con unos meses de anticipación los ataques nucleares sirvieron para reducir significativamente el volumen de material entrante al planeta.
King, quien habló con Gizmodo vía correo electrónico, afirmó: “En pocas palabras, para un objeto de 100 metros que impactará la Tierra, si empleamos una técnica robusta de disrupción nuclear al menos un mes antes del impacto, podemos evitar que 99 por ciento o más de la masa impactante colisione con la Tierra”.
Eso quiere decir que el planeta está listo para evitar que caiga un asteroide de manera repentina, al menos según las proyecciones por computadora. Si se bombardea un asteroide de 100 metros dos meses antes del impacto, la Tierra estaría a salvo, aunque hay que considerar que, si el cuerpo rocoso es de mayor tamaño, se requerirá tomar acción mucho antes que eso.