Saturno es famoso por sus hermosos anillos, pero estos anillos son algo así como un rompecabezas para los astrónomos. Originalmente, se pensaba que debían haberse formado aproximadamente al mismo tiempo que el planeta, hace más de 4 mil millones de años. Pero los datos de la nave espacial Cassini sugirieron que los anillos podrían ser mucho más jóvenes que eso, formándose hace menos de 100 millones de años. Ahora, un nuevo estudio sugiere que los anillos podrían haberse formado a partir de una luna perdida hace mucho tiempo, lo que explica varias de las peculiaridades de Saturno.
Saturno gira con una inclinación de 27 grados, ligeramente fuera del plano en el que orbita el sol, y sus anillos también están inclinados. Una investigación publicada recientemente propone que ambos factores pueden explicarse por una luna anterior, llamada Crisálida, que se acercó al planeta y fue destrozada. La mayor parte de la luna fue absorbida por el planeta, pero el resto de ella creó los impresionantes anillos.
Esto también puede explicar la inclinación del planeta. La teoría de larga data era que Saturno estaba inclinado debido a las fuerzas gravitacionales de Neptuno, pero el nuevo modelo sugiere que, si bien este podría haber sido el caso hace mucho tiempo, hoy Saturno ya no está en resonancia con Neptuno. Podrían haber sido los movimientos de esta luna destruida desde entonces lo que hizo que los planetas cayeran fuera de resonancia.
«La inclinación es demasiado grande para ser el resultado de procesos de formación conocidos en un disco protoplanetario o de grandes colisiones posteriores», dijo el investigador principal Jack Wisdom del Instituto de Tecnología de Massachusetts en un comunicado. «Se han ofrecido una variedad de explicaciones, pero ninguna es totalmente convincente. Lo bueno es que la edad joven previamente inexplicable de los anillos se explica naturalmente en nuestro escenario».
La existencia de la luna Crisálida, que se cree que es aproximadamente del tamaño de Iapetus, la tercera luna más grande de Saturno, puede explicar por qué los anillos son tan jóvenes y por qué el planeta se inclina de la manera en que lo hace.
«Al igual que la crisálida de una mariposa, este satélite estuvo inactivo durante mucho tiempo y de repente se activó, y los anillos emergieron», dijo Wisdom.
La investigación se publica en la revista Science.