En su prisa por rediseñar el estadio Olímpico para los Juegos de Tokio 2020, y después de cancelar el plan original sobre una espiral de costos, el comité organizador de Japón parece haber cometido un grave error.
¿Cuál? Pues que no hay lugar para el pebetero olímpico.
Casi por definición, un estadio Olímpico no es un Estadio Olímpico propiamente tal sin su famosa llama, la cual arde sin apagarse como un símbolo de la lucha por la perfección y la victoria, entre otras cosas.
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Para complicar las cosas, gran parte de la nueva estructura diseñada por el arquitecto japonés Kengo Kuma, está hecha de madera, la cual -como todos saben- no suele llevarse muy bien con el fuego.
«Parece que las cosas se estaban desarrollando según los planes antiguos, sin mucha discusión [de dónde poner el pebetero]», dijo el ministro de los Juegos Olímpicos, Toshiaki Endo. Y añadió: «El encendido de la llama es el evento principal de los Juegos. En cuanto a cómo esto va a ser posible, y en dónde estará el pebetero, es algo que se discutirá en una fecha posterior».
El Consejo de Deportes de Japón (JSC), que supervisa la construcción del estadio, seleccionó un nuevo diseño en diciembre, después de los costos crecientes obligaran a rechazar el diseño original, hecho por el arquitecto británico-iraquí Zaha Hadid.
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«Cuando preguntamos al comité organizador sobre lo que querían para el nuevo estadio, no mencionaron nada acerca del pebetero», dijo un funcionario de la JSC. «No consideramos la ubicación de la llama olímpica cuando estábamos buscando nuevos diseños.»
Al parecer, el JSC tenía la intención de ubicar el pebetero fuera del estadio, aunque como bien informa el periódico Asahi Shimbun «las disposiciones del Comité Olímpico Internacional dicen que la llama olímpica se ha de encontrar dentro del estadio principal, siendo visible para todos los que se encuentren allí».
Un miembro del Comité Olímpico de Japón dijo al mismo periódico que ubicar la llama olímpica fuera del estadio sería algo «lamentable» y «sin precedentes en la historia de los Juegos».
Se espera que se encuentre una solución en las próximas semanas, aún cuando se ve que los esfuerzos de Japón por mantener a raya los sobre costes de organización van a sufrir otro duro golpe.