“Mi crimen es ser más inteligente, algo por lo cual nunca me olvidarás”. Con esa línea, tan contundente como petulante, el hacker Loyd Blakenship remataba el Manifiesto Hacker (The Conscience of a Hacker), un ensayo breve publicado el 8 de enero de 1986 y que hasta hoy se mantiene como uno de los pilares ideológicos del hackeo.
“Sí, soy un criminal. Mi crimen es la curiosidad”, justifica el texto escrito por Blakenship –conocido en el mundo de los hackers como “The Mentor”–, que, por cierto, se escribió en cautiverio luego de que fue detenido por la policía en 1986 por su incomprendida curiosidad.
El texto, que hoy es fácil de encontrarse en internet, nació por encargo. The Mentor cuenta que, tras ser detenido, el editor del fanzine Phrack (una publicación en línea dirigida a hackers) le pidió una colaboración para el número siguiente. Detenido y sin acceso a una computadora, Blakenship mataba el tiempo en el encierro leyendo. “Yo estaba leyendo La luna es un cruel amante [Robert A. Heinlein, 1965], que habla acerca de la idea de la revolución”, señaló.
El resultado fueron poco más de dos cuartillas con enunciados cortos, pero contundentes. “Estoy en la preparatoria. He escuchado a los profesores explicar por decimoquinta vez cómo reducir una fracción. Yo lo entiendo. No, srta. Smith, no le voy a mostrar mi trabajo, lo hice en mi mente… Maldito muchacho. Probablemente lo copió. Todos son iguales”.
“Nosotros hacemos uso de un servicio que ya existe sin pagar por lo que podría ser barato como el aire, si no estuviera en manos de glotones capitalistas, y ustedes nos llaman criminales.”
Nueve años después de su publicación, el Manifiesto Hacker llegó a la cultura popular a través de la película Hackers (Softley, 1995), en la que un hacker legendario se involucra en una estafa empresarial perseguida por el FBI. Eran los años noventa y el concepto de hacker aún era novedoso, tanto que en la película de Softley eran retratados como héroes incomprendidos guiados éticamente por el texto de Blakenship.
Ya entrado el siglo XXI, el Manifiesto Hacker también hizo una aparición, aunque discreta, en The Social Network (Fincher, 2010), donde se retrata la historia detrás de Facebook. En una de las escenas, se observa un póster en el que se consigna el manifiesto en el dormitorio de Mark Zuckerberg, quien inició un imperio digital que bien podría considerarse la antítesis de aquello defendido por Blakenship.