Si bien ha ganado popularidad durante el último tiempo, el concepto de computación neuromórfica fue propuesto por el informático Carver Mead a finales de 1980.
Esta revolucionaria tecnología imita las funciones neuronales de los sistemas nerviosos biológicos.
Estos chips están configurados para imitar la compleja red de neuronas del cerebro biológico y sus conexiones, o sinapsis.
En la actualidad, la computación neuromórfica asoma como una de las apuestas más atractivas y ambiciosas para el desarrollo de robots y máquinas que sean capaces de sentir.
Por el momento, son varias las compañías en el mundo que se encuentran estudiando esta tecnología. Intel es una de las que ha conseguido más avances.
La empresa afirma que sus trabajos más importantes en este campo se enfocan en la visión adaptada al contexto y la detección táctil.
Expertos de la compañía han destacado la importancia de llevar el sentido del tacto a la robótica, lo que podría mejorar enormemente las capacidades y la funcionalidad de los robots.
Hace tres años, la empresa lanzó su chip neuromófico Loihi y actualmente posee un portafolio de soluciones avanzadas.
Otro paso importante
Intel acaba de firmar un acuerdo de tres años con Sandia National Laboratories, que comenzará su trabajo utilizando el sistema de 50 millones de neuronas basado en Loihi.
Junto con otros desarrolladores, Intel espera aprovechar la computación neuromórfica para crear supercomputadoras mil veces más poderosas que las que existen en la actualidad.
“Esperamos una colaboración productiva que conduzca a la próxima generación de herramientas neuromórficas, algoritmos y sistemas que puedan escalar hasta el nivel de mil millones de neuronas y más allá”, explica en un comunicado Mike Davies, director del Laboratorio de Computación Neuromórfica de Intel.
Tanto su compañía como Sandia National Laboratories también esperan aplicar la computación neuromórfica a las cargas de trabajo en la computación científica, el contraterrorismo, la energía y la seguridad nacional.
La idea, según la empresa, es indagar dónde puede llegar a ser más efectiva esta tecnología y de qué forma puede adquirir valor en el mundo real.
También se espera que esta tecnología pueda usarse para abordar algunos de los desafíos científicos y de ingeniería más importantes del presente.