Todo comenzó hace unas semanas cuando el diario The Washington Post publicó por descuido una fotografía de las llaves maestras que utilizan los agentes de la TSA para inspeccionar las maletas de los pasajeros en los aeropuertos. El artículo explicaba como era el proceso de seguridad de la TSA y hacía referencia a las llaves maestras que usan para abrir los candados de equipaje. Estos candados salieron al mercado el año pasado cuando la TSA anunció estándares para una serie de candados que los fabricantes de maletas podían usar en sus nuevos diseños. Las llaves publicadas por The Washington Post pueden abrir cualquier candado recomendado por la TSA.
Aunque la imagen se retiró unos minutos después, varios lectores lograron compartirla en las redes sociales. La calidad y detalle de la imagen ha hecho posible que algunas personas con impresoras 3D hagan réplicas de estas llaves maestras. Y al aparecer, las copias se han probado con éxito y ahora cualquier persona puede descargar los archivos a través de GitHub y fabricar sus propias copias.
Esta no es la primer vez que la impresión 3D entra en conflicto con la legalidad. Hace años Cody Wilson creó una polémica tras publicar en Internet como imprimir una pieza central de un rifle.
Por su parte, The Washington Post ha cambiado la imagen en su artículo. Sin embargo, el daño ya se ha cumplido y la imagen sigue siendo compartida por varias personas en Internet.
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