“¡Es portátil!”. Con ese calificativo, la revista especializada en informática BYTE daba cuenta de la Osborne 1, presentada en la edición de 1981 de la feria West Coast Computer Faire como la primera computadora comercial portátil de la historia.
La Osborne 1 era una máquina enorme en comparación con las compactas y estilizadas laptops de la actualidad. Pesaba 10.7 kilogramos (unas 24.5 libras) y estaba montada en un estuche similar al que usan algunos instrumentos musicales. Tenía un monitor diminuto de cinco pulgadas, un teclado desmontable, un procesador de 4 MHz, 64 kB de memoria RAM y solo funcionaba conectada a la corriente. Pese a su gran tamaño, abrió el mundo de la computación a los ordenadores portátiles.
La Osborne 1 fue vendida por primera vez el 3 de abril de 1981 por Osborne Computer Corporation, empresa fundada por Adam Osborne, quien a inicios de los setenta montó una compañía dedicada a la elaboración de manuales para computadoras y que tuvo entre sus encargos la elaboración del instructivo del primer microprocesador de la historia, el Intel 4004.
Para 1975, Osborne fundó Osborne Books, especializada en la publicación de libros técnicos sobre informática y que terminó siendo adquirida por el gigante editorial McGraw-Hill.
Con ese conocimiento en su poder, Osborne vio como paso natural la fundación de una compañía dedicada a la fabricación de ordenadores, que debutó con un giro inédito en la industria.
Del mismo semillero del que salió Apple
Si Adam Osborne fue la mente financiera detrás de la Osborne 1, su diseño estuvo a cargo de Lee Felsenstein, uno de los miembros que fundó el Homebrew Computer Club, grupo de aficionados a la informática en el que también figuró Steve Wozniak, uno de los cofundadores de Apple.
Felsenstein jugó un rol toral en el desarrollo de las primeras computadoras personales, con el desarrollo de máquinas como la Sol-20.
El diseño de la Osborne 1 se basó en la Xerox NoteTaker, considerada la primera computadora portátil desarrollada en 1978 por una división experimental de Xerox en Palo Alto, California, y de la que se construyeron solo diez prototipos.
Comparando ambos modelos, es evidente que la Osborne 1 fue prácticamente un calco de la Xerox NoteTaker. No obstante, la máquina de Osborne tuvo el tino de integrar el software de consumo más relevante de la época, como el procesador de texto WordStar y la hoja de cálculo SuperCalc.
Comercialmente, la Osborne 1 fue una computadora exitosa pese a que su precio fue de $1,795 dólares. Parte del elevado precio respondía a que toda la paquetería de software que integró estaba valuada en $1,500 dólares. Para septiembre de 1981, apenas cinco meses después de su llegada a las tiendas, Osborne reportó ventas por $1,000,000 de dólares mensuales.
Aunque el éxito parecía asegurado, una serie de malas decisiones administrativas terminó por llevar a Osborne a la bancarrota en 1983. Entre esos errores estuvo anunciar públicamente el lanzamiento de la Osborne Executive, una versión mejorada de la Osborne 1. Su anuncio provocó que los consumidores esperaran por la nueva máquina; muchas computadoras pioneras se quedaron en los almacenes.
A 30 años de su debut, algunos entusiastas de las computadoras dedican parte de su tiempo al rescate y restauración de la que fue la primera portátil de la historia.