Una de las mujeres más revolucionarias del siglo XX cambió al mundo desde el interior de una institución castrense: la Marina de Estados Unidos. Su nombre fue Grace Hopper y entre sus varios legados se encuentra el de ser la madrina de la programación moderna.
Grace Hopper nació el 9 de diciembre de 1906 en Manhattan, Nueva York, bajo el nombre de Grace Brester Murray. Su familia, muy ligada al Ejército de Estados Unidos (su abuelo fue contralmirante), decidió otorgar las mismas oportunidades educativas a Grace que a su hermano, de modo que estudió matemáticas y física en el Vassar College de Nueva York, y se doctoró en matemáticas por Yale en 1934. Si en la actualidad persiste una brecha de género en la participación de mujeres en carreras STEM, Hopper no fue más que una excepción a la regla.
Entonces llegó la Segunda Guerra Mundial. Hopper no lo dudó y en 1944 se enlistó a la Marina. Tenía 37 años y por su formación fue destinada a trabajar en la primera computadora de Estados Unidos, la Mark 1, desarrollada por IBM y el Howard H. Aiken para la Universidad de Harvard, pero que el Ejército acaparó hasta el final de la guerra.
Cosas de mujeres
Aquel suceso cambió su vida y la convirtió en una pionera de la programación. Aiken le encargó escribir un libro sobre cómo hacer funcionar la Mark 1. “No sé escribir un libro, nunca he escrito uno”, respondió Grace. “Ahora estás en la Marina, así que escribirás un libro”, le dijo Aiken.
Ese libro, un manual de 500 páginas para utilizar una computadora que pesaba casi cinco toneladas, incluía los cálculos de los coeficientes matemáticos para hacer funcionar a la Mark 1. Más tarde, al término de la guerra, desarrollaría el primer compilador, una especie de traductor informático que convierte en código binario órdenes de programación.
En 1986, ya convertida en una celebridad y retirada del Ejército con el grado de contralmirante —el mismo que su abuelo—, fue entrevistada por el conductor David Letterman. “¿Cómo sabía tanto de computadoras?”, le preguntó. “Bueno, no lo sabía, trabajé en la primera”, respondió Hopper entre risas.
Para la década de los setenta, Hopper colaboró en el desarrollo de COBOL, uno de los lenguajes de programación más longevos y exitosos, y que a la fecha se utiliza en numerosas aplicaciones financieras.
Haciendo un paralelismo, la figura de Grace Hopper es un símil de Ada Lovelace quien, un siglo atrás, en 1842, creó el primer algoritmo informático para la máquina analítica de Babbage. La programación, una de las carreras con mayor demanda de la actualidad y con una importante brecha de género, fue un campo en el que las mujeres fueron pioneras.
¿El dato curioso? El término bug, acuñado a un error que ocurre en el campo de la informática, data de las primeras pruebas que hicieron Hooper y el equipo de programadores comandado por Aiken en las postrimerías de la guerra. Según se cuenta, durante las pruebas de la Mark 1 se produjo un fallo en el sistema. Al revisar la computadora, se encontró una polilla al interior de la máquina. Hopper anotó el incidente en una libreta y cada que se registró un fallo en la Mark 1 se hablaba de un bug.