El 4 de junio de 2018 fue el día en que los desarrolladores independientes y los amantes del código abierto empezaron a sudar helado, ya que Microsoft compró GitHub con un acuerdo valuado en 7.500 millones de dólares en acciones y que finalmente se concretó en octubre de ese año.
A partir de ahí, se pensó que todo cambiaría para mal, sin embargo, al menos en el papel y lo que se veía para afuera, con buenos ejercicios de relaciones públicas, es que Microsoft mantuvo a GitHub como una plataforma operativa independiente, permitiendo que continuara enfocándose en los desarrolladores y funcionando como un espacio abierto.
La compañía fundada por Bill Gates impulsó inversiones en la infraestructura y nuevas funcionalidades, integrando servicios propios de Microsoft como Azure, lo que facilitó la integración de desarrollo en la nube. Además, se fortaleció el soporte para proyectos de código abierto y se trabajó en herramientas colaborativas que beneficiaron tanto a desarrolladores individuales como a grandes equipos empresariales.
La compra también significó que GitHub pudiera aprovechar la escala, recursos y ecosistema de Microsoft, lo que impulsó mejoras en seguridad, inteligencia artificial aplicada al desarrollo (GitHub Copilot, por ejemplo) y mayor interoperabilidad con herramientas de Microsoft.
Todo hasta acá sonaba súper bien, pero claro, era cosa de tiempo para que la fusión fuera completa y no quedara prácticamente nada de independencia.
La pérdida de la independencia
Este lunes 11 de agosto, se provocó la renuncia del CEO de GitHub, Thomas Dohmke. Después de casi cuatro años, Dohmke deja GitHub para «convertirse nuevamente en fundador de una startup».
Lo que inmediatamente sugiere el final del último bastión de libertad para la plataforma de código abierto.
Microsoft no está reemplazando el puesto de CEO de Dohmke, y el resto del equipo de liderazgo de GitHub ahora reportará más directamente al equipo CoreAI de Microsoft.
«GitHub y su equipo de liderazgo continuarán su misión como parte de la organización CoreAI de Microsoft, con más detalles compartidos pronto», dice Dohmke en un memorando a los empleados de GitHub hoy. «Me quedaré hasta finales de 2025 para ayudar a guiar la transición y me voy con un profundo sentido de orgullo por todo lo que hemos construido como una organización remota repartida por todo el mundo».
Una frase eso sí parece desentrañar el por qué GitHub solo fue una herramienta más para el monopolio de los nuevos dueños de la IA.
Estoy más convencido que nunca de que el mundo pronto verá mil millones de desarrolladores habilitados por miles de millones de agentes de IA, cada uno imprimiendo ingenio humano en una nueva fiebre del oro del software. Cuando llegue ese día, sabremos dónde comenzó el camino: con GitHub.
En otras palabras: «cuando todos ocupen los agentes de IA de Microsoft y OpenAI para desarrollar software y programación con ayuda de la IA». O sea, cero independencia.