Petrobras, compañía conocida principalmente por los combustibles, anunció que se completó la construcción de la supercomputadora más grande en América Latina.
Se trata de un monstruo —no debe ser coincidencia el nombre— llamado Dragao (dragón en portugués) de 200 TB de memoria RAM y que tiene una capacidad de 4o petaflops; según la propia Petrobras, es el equivalente a un millón de laptops o cuatro millones de teléfonos móviles. En total ocupa 34 metros de largo.
La supercomputadora Dragao se comenzó a ensamblar en diciembre del año pasado y en cuanto esté lista se utilizará para operaciones relacionadas al negocio principal de Petrobras: análisis de información geológica tanto para reducir riesgos en sus nuevos proyectos como para procesar datos de sus investigaciones.
Petrobras quizás se dedicará a los combustibles, pero tienen experiencia en la construcción de este tipo de equipos. Dragao es la novena supercomputadora que han construido durante los últimos años y las más poderosas en América Latina también pertenecen a la compañía: estas se llaman Atlas y Fenix, que hasta la llegada de Dragao eran las más potentes.
Ahora bien, Dragao puede ser muy potente, pero se queda lejos de las supercomputadoras más rápidas del planeta. El primer puesto de la lista pertenece a Fugaku, desarrollada en Japón por Fujitsu y RIKEN, y cuya capacidad alcanza los 415 petaflops, que es más de 10 veces la potencia de la reciente supercomputadora de Petrobras.
Solo para poner los números en contexto, las nuevas consolas (Xbox Series X y PlayStation) tienen una capacidad de aproximadamente 12 teraflops; un petaflop es el equivalente a 1,024 teraflops. Sí, así de potentes son las supercomputadoras.