Un grupo de físicos de Suiza, Alemania y Ucrania propuso un innovador medio de almacenamiento de datos basado en las propiedades de materiales antiferromagnéticos.
Los materiales son prometedores para el almacenamiento de datos, ya que a diferencia de los magnéticos como el hierro, que son utilizados en los medios de almacenamiento tradicionales, no se pueden sobrescribir de manera accidental.
Los materiales ferromagnéticos que componen las memorias y discos duros están compuestos por pequeñas brújulas o espines que apuntan en la misma dirección y que se pueden manipular con un campo magnético externo. Sin embargo, si se aproximan a un imán potente, existe el riesgo de que los datos sean borrados.
En los materiales antiferromagnéticos, las pequeñas brújulas apuntan en direcciones antiparalelas de manera alternada, una configuración que difícilmente se puede manipular por un campo magnético externo, por lo que tienen menos riesgos de ser borradas.
El monocristal de óxido de cromo
Los científicos de la Universidad de Basilea utilizaron un monocristal de óxido de cromo para desarrollar un prototipo de un nuevo medio de almacenamiento con características antiferromagnéticas, cuyos resultados fueron publicados en la revista Nature Physics.
Según los investigadores, las propiedades de este monocristal se deben a un sistema ordenado casi de forma perfecta, donde los átomos están dispuestos en una red cristalina con muy pocos defectos.
“Podemos alterar el monocristal para que cree dos áreas en las que el orden antiferromagnético tiene diferentes orientaciones”, explica Natascha Hedrich, autora principal del estudio.
El equipo estructuró la superficie del cristal de forma selectiva y en nanoescala, y dejó pequeños cuadrados elevados que son capaces de dirigir la pared del dominio de almacenamiento.
Mediante el calentamiento localizado con láser, la trayectoria de la pared del dominio se puede alterar de forma repetida, lo que hace que el medio de almacenamiento sea reutilizable.
“Planeamos ver si las paredes del dominio también se pueden mover mediante campos eléctricos. Esto haría que los antiferromagnetos fueran adecuados como un medio de almacenamiento más rápido que los sistemas ferromagnéticos convencionales, que además consumen menos energía”, explicó el investigador Patrick Maletinsky.